“Hay muchas hipótesis pero ningún sospechoso”

Gabriel Insaurralde tenía 41 años, era locutor por vocación y su vida estaba llena de sueños. Una muerte absurda terminó con todo. Un crimen aún por resolver cambió el destino de una familia que hoy lucha por poner luz a un tejido de desconcierto que rodea al trágico acontecimiento. Su hermana melliza se ha puesto al frente del tremendo desafío