
Juan Carlos Tizziani, reconocido periodista, colaborador de ANÁLiSÍS, murió a los 72 años.
Periodista de raza, íntegro y vehemente, fue fundamental desde los medios de comunicación de Santa Fe para las investigaciones en derechos humanos, entre muchos temas que abordó.
Cuando me desperté, encontré el mensaje de Nélida Carbognani, su compañera: “Anoche falleció Juan”. Y con esas tres palabras, entró la tristeza.
Juan Carlos Tizziani fue colaborador de ANÁLISIS y corresponsal de Rosario/12 en Santa Fe durante 25 años.
Se jubiló en junio de 2023; su salud estaba en riesgo: cada nota era, para él, una cuestión de vida o muerte.
No fue fácil para el periodista que dirigió Radio Nacional Santa Fe durante la recuperación democrática ser testigo de la degradación de la democracia que ayudó a construir.
Fue periodista político y se especializó en incomodar al poder.
Nació en 1953 en Vera, y jamás olvidó sus orígenes. Más de cuarenta años después, recordaba que su primera nota fue publicada en la revista Ecos, que dirigía el maestro y fundador del Colegio Nacional de Vera, Agustín Luis Rossi.
De nuestras comunicaciones cotidianas durante años, podría contar muchísimas cosas. Era un maestro de la argumentación.
Cuando escracharon en Laguna Paiva a Agustín Rossi —el hijo del maestro de Vera—, Juan lo tomó como una afrenta personal. Porque los dueños del país se atrevían a hacerle a un representante democrático lo mismo que repudiaban y perseguían si se trataba de reclamos de trabajadores.
Pero también porque no podía tolerar esa violencia. Un día me contó: “Mi hija se llama Raquel por la mamá de Agustín, que era maestra de la escuela de Vera”. Lo personal, para él, era político.La defensa de la escuela pública, de la salud pública, de las políticas de derechos humanos eran una cuestión personal. Le llevaron la vida.
Entre tantas otras, fue inolvidable su tapa: ¿Y si Carolina es Paula?, el resultado de una investigación de meses. Fue su intuición y tenacidad periodística la que ayudó a develar que María Carolina Guallane era Paula Cortassa, hija de desaparecidos.
“María Carolina Guallane enfrentó ayer las cámaras y los flashes con la templanza que demostró estos días. A su lado estaban sus padres adoptivos, Jorge y María, pero le puso palabras a su historia. ‘Mi verdadero nombre es Paula Cortassa’, dijo al final del día que le cambió la vida. Rodeada de periodistas, mencionó a sus dos padres de sangre: Enrique Cortassa y Blanca Zapata, militantes políticos que cayeron en la masacre del 77. Contó su reencuentro con la abuela paterna, Delfina Cortassa, después de 22 años, y prometió visitar antes del fin de semana a la otra abuela, la materna, Isabel Zapata, para que ‘no se ponga celosa’. Con el corazón a los saltitos, Carolina dejó claro que su camino por conocer la verdad recién empieza: ahora quiere saber si tiene un hermano o una hermana”.
Así escribía Juan.
Abordó todos los temas vinculados con los derechos humanos en la ciudad de Santa Fe, y en toda la provincia. Siguió los juicios por delitos de lesa humanidad, estudió expedientes con toda solvencia, honró el periodismo.
Cuando tomaba un tema, no lo soltaba.
Y escribió muchas notas buscando justicia. Era un justiciero.
Dice su descripción en Página/12: “Trabajó en LT9 Radio Brigadier López y en LT10 Radio Universidad del Litoral, donde fue gerente de noticias y columnista político en programas recordados: Puntos de vista (1984), Hora de retorno (1989) y Café y bar (1990). Dirigió Radio Nacional Santa Fe. Exsecretario de redacción de los diarios El Matutino y El Litoral. Excorresponsal de Los mejores (LT8) y del diario Castellanos de Rafaela”.
Lo que no dice es que su integridad era proverbial.
Después de su jubilación, Carlos Del Frade quiso hacerle un homenaje en la Legislatura provincial. Lo rechazó sin atenuantes: no quería tener nada que ver con el estado actual de la política.
Era terco y cabrón, también. Desde su jubilación, ya nadie discute con su vehemencia el enfoque de una información, el seguimiento de un tema, la estricta evaluación de los efectos políticos de cada cobertura.
Trabajó hasta los 70 años. Hablé una sola vez con él después de que se jubiló. Me contó que estaba disfrutando de su patio, de los árboles, del tiempo libre.
Le repetí mi admiración y cariño.
Sé que no soy la única: fue el maestro de periodistas de la ciudad de Santa Fe, el confiable receptor de las noticias de cientos de fuentes y, lo que es más importante, el faro de muchos lectores.
Gracias por tanto, Juan
Fuente: Página 12, Sonia Tessa.