El gobernador Rogelio Frigerio no pudo acceder todavía a un panorama completo de la real situación del Estado entrerriano. Casi nadie de la gestión de Gustavo Bordet dejó informes sobre lo que quedaba para la administración siguiente, lo que produjo preocupación y malestar en los nuevos funcionarios. Los números del Estado provincial generan cierta alarma, al igual que las innumerables designaciones concretadas hasta el último día de la gestión justicialista, tanto en organismos oficiales como en la Legislatura. Nadie sabe cuántos empleados públicos dependen del Estado; ni cuántos autos oficiales existen. Se hicieron licitaciones públicas de obras sin disponer el presupuesto pertinente y se dejaron lugares totalmente vacíos de material en los depósitos, según supo ANALISIS. Ya hay un exfuncionario en la mira, para pronta denuncia penal, por los numerosos desvíos de subsidios dependientes del gobierno nacional.
Daniel Enz
Pocas veces, el ahora exgobernador Gustavo Bordet, se sintió tan mal en un espacio de la Casa de Gobierno. Fue cuando Rogelio Frigerio, en su discurso inicial en la Legislatura entrerriana, apuntó los dardos contra la causa de los contratos truchos. “Lo que sucedió hace algunos años con algunos miembros de esta casa fue escandaloso. Una de las causas provinciales de corrupción más obscenas de la historia de nuestro país y aun así, la política decidió mirar, hasta ahora, para otro lado”. Además, remarcó que “más allá del curso de la causa en la Justicia, hay cosas que sí dependen de nosotros. En este caso ni siquiera se revisó el presupuesto asignado a la Legislatura provincial, aun cuando es un hecho probado por la Justicia, que existieron cuantiosos recursos que lejos de contribuir a un mejor accionar de la legislatura, terminaron en los bolsillos de unos delincuentes”.
Bordet, que estaba sentado en la primera fila, solamente miró para abajo, mientras a su alrededor casi todos aplaudían. Fue un momento incómodo para el gobernador saliente, quizás porque recordó que una parte del dinero de los contratos truchos -aunque nadie lo dijo alguna vez públicamente- fue destinado en su momento a la campaña proselitista que lo llevó a la Gobernación en 2015. El cuñado del exmandatario Sergio Urribarri, el empleado caro del Senado provincial, Juan Pablo Aguilera (que no va a trabajar desde 2018 y cobra un sueldo mensual que supera los 2 millones de pesos), era el jefe de campaña del PJ por esos días y fue el encargado de desviar ese dinero para la fórmula Bordet-Adán Bahl. O sea, el mismo mecanismo que se había formalizado en las anteriores fórmulas lideradas por Urribarri.
Pero además, porque entendió que con lo dicho en el discurso, de alguna manera, Frigerio estaba “traicionando” lo pactado en varias de las reuniones reservadas que mantuvieron ambos en Villa Paranacito, en Buenos Aires y en Paraná, en los últimos dos años, donde se había acordado la “no agresión” y no intromisión en decisiones de gobierno donde pudieran aparecer irregularidades y que derivaran en posibles denuncias penales contra referentes de la gestión bordetista. El ahora exgobernador es consciente que si Frigerio quiere, puede avanzar contra algunas figuras del staff bordetista, que siempre estuvieron apuntados por negocios con la corrupción, en especial cuando secundaron a Sergio Urribarri. Uno de ellos es el exministro Hugo Ballay, a quien se sindica como un especialista en percibir supuestos dineros por determinadas operaciones. Ballay no solo que vive en un departamento de la zona del Parque Urquiza, propiedad de uno de los jefes del cartel poderoso de la construcción en Entre Ríos, sino que además apareció mencionado en los papeles ocultos encontrados en la caja fuerte del empresario paraguayo Diego Armando Cardona Herrero, cuando fue allanado en Capital Federal en el 2016, donde se consignaba el monto en dólares que había que pagarle al exministro, en concepto de coimas por la tarea realizada. El empresario es testaferro de Urribarri y está imputado en dos causas por corrupción.
En el fondo del recinto, también hubo algunas caras largas y con gesto adusto. En especial en el palco donde habían sido destinados los exvices Adán Bahl, Domingo Daniel Rossi, José Cáceres y José Eduardo Laurito, justo al lado del exgobernador Mario Moine, quien no dudó en aplaudir lo que decía Frigerio. Moine, de hecho, fue un hombre clave en el andamiaje de Frigerio, aportando documentación e información sobre una radiografía del Estado entrerriano, que hizo la gente de su grupo político -en dos años de trabajo constante-, por lo cual varios de esos allegados al empresario y exmandatario pasaron a estar en la estructura del nuevo de gobierno. Moine decidió ahora dar un paso al costado de su grupo, que actualmente lo preside Emilio Martínez Garbino, porque entendió que se cumplieron los objetivos y por no avalar las designaciones políticas concretadas por el gobernador, en lugares técnicos.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1147, del día 20 de diciembre de 2023)
