El fotógrafo y cineasta ha participado de 85 producciones audiovisuales en diversos roles al interior de los equipos de rodaje. Su amplia trayectoria en la industria audiovisual incluye las reconocidas películas como Zama, Los dos Papas, La odisea de los Giles, EAMI y la series El fin del amor y El Reino. ANÁLISIS te invita a conocer al paranaense que triunfa en las grandes pantallas.

Por Aldana Badano

Guillermo Saposnik nació el 24 de septiembre de 1974 en Paraná. Se crió en una casa ubicada en cercanías del Parque Urquiza y a sus ocho años se mudó junto a su familia al Barrio Mercantil. Realizó sus estudios secundarios en el Instituto Privado Juan XXIII donde egresó en 1993 con el título de “Técnico en Electrónica”. A sus 27 años decidió estudiar cine y se trasladó a Buenos Aires, allí asistió a la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), que depende del Instituto Nacional de Cine, desde donde egresó como Director de Fotografía.

Hoy, a sus 48años, triunfa en la industria audiovisual con su participación en producciones reconocidas como Zama(2017), Los dos Papas(2019),La odisea de los Giles(2019), EAMI (2022) y la series El fin del amor (2022) y El Reino(2021-2023).En su haber, cuenta con 68 en el área de iluminación y cámara y 17 como director de fotografía. Los títulos de las películas o series de sus trabajos son reconocidos a nivel nacional e internacional y tienen una propuesta estética que deja entrever la sensibilidad de este artista de la luz.

ANÁLISIS dialogó con el cineasta para conocer sus inicios en el séptimo arte y su opinión acerca de la industria audiovisual en Entre Ríos.

-¿Cómo comenzó tu interés por la fotografía? ¿y por el cine?

- Por un lado, la fotografía fue algo que familiarmente siempre estuvo presente. Mi viejo sacaba fotos casi siempre de situaciones familiares, sociales. Mi hermana mayor, Claudia, también tuvo algún affairecon la fotografía: registraba sus viajes, situaciones más de calle o más generales que le despertaban interés, no solamente las clásicas familiares o amistosas.

Empecé interesándome por el cine y por la imagen en general, por fotógrafos o pintores. Lo que sucedió en un momento es que me di cuenta de que en el cine confluían un montón de elementoscon las cuales yo venía coqueteando en esos años. Allí se aunaban la fotografía, los talleres de actuación que había hecho con Gerardo Dayub y la música, que también estudié. Entonces, me di cuenta de que en las películas había de todo un poco, había imagen, había actuación, había música y pensé que podía ser bueno aprender sobre el oficio y estudiarlo.

-¿Cómo fue tu primer acercamiento a la producción audiovisual?

- En el año ´96 con 21 añosentré a trabajar en Canal Once como operador. Por ese entonces también me anoté en los talleres de imagen de la carrera de Comunicación Social de la UNER. En ese momento,Humberto Ríos estaba al frente. Él es un reconocido documentalista a nivel nacional, y fue en esos talleres en donde empecé a conocer y a profundizar sobre ciertos conceptos ya sea fotográficos o de imagen en movimiento que hicieron que me interese más la imagen que la fotografía en sí. De manera paralela, en el canal tuve la suerte de conocer a Mauro Bedendo, que fue el primer director y cinéfilo con el que me crucé en mi vida. Gracias a él, empecé a conocer filmografía que no hubiese abordado de otra manera: el neorrealismo italiano, películas de De Sicao Fellini, me hizo conocer a Wajda, Klimov o Tarkovsky, un cine que estaba muy lejano para mí en ese momento, y eso fue muy revolucionario.

- ¿Cuál fue tu primer trabajo en la industria audiovisual?

- Mi primer trabajo en la industria se dio en la ciudad de Paraná, durante la filmación de “Ana y los otros”, de Celina Murga. Colaboré como reflectorista. Yo no sabía nada de nada, fue la primera vez que vi una dinámica del trabajo en el set, así que estaba muy atento a todo. Como yo había estudiado en la escuela técnica, tenía conocimientos eléctricos y enseguida pude acoplarme a trabajar con las luces y con la distribución eléctrica y demás. Fue una experiencia de mucho aprendizaje.

- ¿Alguna vez soñaste con trabajar en películas tan reconocidas?

- Mi interés siempre fue formar parte de proyectos que me interesasen, más allá de que aspiren al reconocimiento del público o la crítica, con historias que estén buenas para ser contadas, y con un equipo en toda la línea, en todas las áreas, que trabajase de la manera más profesional y profunda posible.

Lo que siempre existió es la ilusión de colaborar en algún proyecto de algún director o directora que particularmente me interesase. Y en ese sentido sí, tuve la dicha de que algunas de esas oportunidades se me diesen. Por ejemplo, trabajé de gaffer en la película “Zama” de Lucrecia Martel y yo a ella la admiraba muchísimo. Podría decirse que trabajar en un proyecto de ella fue cumplir un sueño.

(Más información en la edición gráfica número 1140 del jueves 18 de mayo de 2023)