Por Néstor Wasinger (*)
(Especial para ANÁLISIS)
Cuando nos posicionamos en el amplio abanico de las prestaciones laborales llevadas adelante por actividades en la docencia, en salud, fuerzas de seguridad y penitenciarias, servicios y obra pública, notaremos que en el régimen previsional provincial y conforme acuerdos o beneficios adquiridos, hoy se encuentran en condiciones más ventajosas que las del resto de los trabajadores estatales del tramo general, pero asimismo en desventajas con quienes perciben topes mayúsculos conforme a otras distribuciones y que en ambas situaciones proyectan desigualdades irreconciliables con el sentir de la sociedad.
Existe un enfoque bastante generalizado instalado en la crítica, desde dentro de la propia administración como asimismo de actores sociales, que posibilitan entrever y cuestionarse, si ello es razonable o si dichos logros no conllevan a herir susceptibilidades y menoscabar la tarea de quienes ejecutan muchas otras actividades y llevan sobre sus espaldas jornadas de labor con alto grado de compromiso o desgaste pero que se sienten vulnerados de alguna manera por cuanto las reglas no son idénticas ni claras para todo el universo laboral.
¿Acaso el régimen de salud pública no conlleva la misma aplicación respecto de la dedicación que el sistema privado? ¿Qué diferencia existe entre un operario de la construcción, de la red vial, del servicio de recolección de residuos o mantenimiento edilicio, etc., con quienes la ley permite hoy desempeñarse menos años frente a sus quehaceres? Puede observarse dicotomía entre derechos amparados en el ordenamiento jurídico nacional estatal y ni que hablar en lo atinente al encuadre privado con lo establecido en la ley local jubilatoria.
Evidentemente se ha establecido un desequilibrio real de unos frentes a otros y ello no solo ha generado descontento, sino que desde nuestro punto de vista cabría al menos su revisión. La cuestión no resultaría nivelar para lo particular sino hacia las generalidades del tramo mayoritario. El tema lo vienen planteando desde hace tiempo quienes condujeron y conducen el Organismo Previsional. Basta con buscar enfoques periodísticos locales al respecto y de cuyo contexto, en trabajo anterior, se brindó información.
Por fuera del rango antes descripto, obviamente que existen otros aspectos aún más relevantes en cuanto de privilegios hablamos, y no se relacionan con cantidad de beneficiarios sino con los montos a que acceden debido a los salarios asignados. Acercando la lupa a los datos oficiales, se hace evidente la distancia entre los extremos de un sistema que está hoy en el ojo de la tormenta por sus déficits.
(Más información en la edición 1139 de la revista ANALISIS del jueves 13 de abril de 2023)
