Con apenas 18 años, el jugador inscribió su nombre en la historia de los rugbiers entrerrianos, al convertirse en el segundo en disputar una Copa Mundial de Seven. El joven formado en Estudiantes atraviesa un 2022 de ensueño en la especialidad del rugby de siete jugadores, pues se colgó la Medalla de Oro en los Juegos Odesur y al poco tiempo fue citado por el representativo Mayor para disputar el World Rugby Sevens Series y el Mundial. “Todavía no caigo del año que viví”, le dijo el jugador a ANÁLISIS.

Por Álvaro Moreyra

La mayoría de los deportistas y en casi todas las disciplinas van quemando etapas. Son varios los peldaños que hay que ir subiendo como para llegar a la cúspide y son pocos los que alcanzan la parte más alta debido a la cantidad de imponderables que van apareciendo a lo largo del recorrido.

Para nada sencillo es llegar al sitial que se persigue desde pequeño, sobre todo en los deportes súper profesionales del país y, lógicamente, del todo el planeta. Son muchos los deportistas que van quedando en el camino, por diferentes razones, claramente, pero no siguen en esa ruta de alcanzar lo que tanto se persiguió desde, a veces, muy temprana edad.

Claro que hay otros, los menos sin dudas, que queman etapas mucho más rápido y alcanzan un objetivo mucho más pronto. Obviamente se tienen que dar una serie de condicionantes en el medio, pero al fin y al cabo a la cúspide se llega más rápido que el común de la gente.

Muchas veces se esgrime que el tren pasa una sola vez, claro que no siempre es así porque a veces pasa dos y hasta tres. En el mundo del deporte lo cierto es que siempre hay que estar preparado para subirse en el primer intento y no desaprovechar la oportunidad, aunque, como se dijo anteriormente, puede haber otras.

Pero esto de quemar etapas rápidamente es algo que se repite en varios de los reconocidos rugbiers que entregó Entre Ríos al mundo. Por caso Marcos Kremer, quien apenas le bastaron cinco años de actividad con la ovalada para calzarse la camiseta de Los Pumas a temprana edad. Sin, prácticamente, escalas intermedias, el natural de Concordia rápidamente firmó contrato con la Unión Argentina de Rugby y hoy es uno de los mejores terceras líneas del mundo.

Otro caso emblemático de quemar etapas rápido es el del paranaense Javier Ortega Desio, quien jugó al rugby de pequeño, pero se alejó y retornó recién a los 16 años, tiempo después brilló en SIC y un poco más adelante lo hizo con todos los representativos de la Unión Argentina de Rugby en todas las competiciones habidas y por haber, el corolario sin dudas fue haber vestido la casaca de Argentina en dos mundiales.

(La nota completa en la edición 1136 de la revista ANALISIS del jueves 17 de noviembre de 2022)