En el Juzgado de Familia N°1 de Paraná se tramita un expediente que tiene como objetivo, lograr la revinculación de un padre con su hija de 11 años. Primero se dio la ruptura de la pareja cuando la niña tenía 1 año y medio y, desde entonces, se presentaron innumerables obstáculos que impidieron garantizar un derecho fundamental: la preservación de la identidad de la niña. La obstrucción del vínculo se da con toda la rama familiar paterna. En este informe, una dolorosa historia de vida.

Natalia Buiatti

Cuando amanece, el papá se levanta de la cama y camina al baño. Mira sus ojos en el espejo. Recorre la figura hueca del hueso, la línea de las pestañas, la forma de los párpados. Después se concentra en los colores del iris, la variedad de vetas y tonos. Observa las pupilas, bolitas negras que se dilatan y se encogen. Se pierde en su propia mirada. Piensa en ella. Se pregunta cuándo volverá a verla. Siente que la extraña, que necesita escucharla. ¿Por qué llegaron a este punto? Se culpa e inmediatamente traslada afuera ese sentimiento. Se llena de bronca. Recuerda la última vez que estuvieron juntos. Se promete seguir luchando para recuperarla. Y entristece lentamente.

Para el papá, los días se deslizan así: encima de un subibaja de emociones que atora la angustia en la garganta. De a ratos lo estaquea un silencio doloroso, pero la mayoría de las veces las palabras brotan como una erupción sin freno. Van y vienen los recuerdos que repasa mentalmente, y se refuerzan en el diálogo con otros. Porque está rodeado de familia y amigos que lo acompañan y lo sostienen, una red afectiva que le hace la vida un poco más liviana.

Hace más de 7 años, casi 8, que el papá no puede ver a su hija. Y esa circunstancia es su vida entera. Por momentos se deja caer, cree que la perdió. Pero siempre guarda una lucecita de esperanza. Está seguro que cuando la niña crezca y aprenda a discernir por su propia voluntad, habrá un reencuentro.

Origen

El papá y la mamá se enamoraron. Comenzaron una pareja y tuvieron una hija. Se separaron en 2012, al año y medio del nacimiento de la beba. “El padre de ella, es decir quien era mi suegro, tiene mucho poder económico. Mientras estuvimos juntos, él quiso que yo me ocupe de otras cosas pero siempre me defendí con lo mucho o poco que tuve. Me defendí con mi intelectualidad y siempre salí adelante. Eso siempre frustró al papá de ella que pretendía una dominación completa. Yo nunca me sentí de la familia. Ellos se mudaron del campo a la ciudad, sólo son tres y ahora no permiten que vea a mi hija”, contó a este medio.

El papá recordó cómo fue el vínculo con su expareja y la familia a donde ella pertenece. “Su padre siempre instó en que nos peleemos. En ocasiones, la mucama de la casa me dijo que le pida perdón al señor. Le pregunté por qué. Me respondió que era el modo de reparar. Pero nunca supe por qué tenía que pedir perdón”.

(La nota completa en la edición 1134 de la revista ANALISIS del jueves 15 de septiembre de 2022)