Las elecciones en el sindicato de los trabajadores municipales de Paraná (Suoyem) confirmó que el poder de Osvaldo “Pacha” Palacios en la Municipalidad está intacto. Al puntero más codiciado no le importó tener como jefe de campaña a Marcelo Escobar, condenado por narcotráfico días después de los comicios gremiales en los que triunfó la Lista Naranja. Las prácticas espurias que habían surgido en la causa Narcomunicipio volvieron a verse por estos días. Pasan los gobiernos y todos se rinden y acuerdan con Palacios, pese a las promesas de “limpieza” y a los comisarios que el intendente Adán Bahl puso en distintas áreas.
J.A.M.
Desde hace varios años, el sindicato de los trabajadores municipales de Paraná se asemeja a un botín de guerra donde aparecen distintos sectores en disputa, algunos de los cuales tienen a la cabeza a personajes que ni siquiera trabajan en el Municipio, con sospechosas actividades y enriquecimiento patrimonial. En las últimas elecciones realizadas a fines de noviembre, se impuso la Lista Naranja comandada por un empleado de la Caja de Jubilaciones y peso pesado de la zona oeste y otros barrios de la ciudad: Osvaldo Palacios, más conocido como “el Pacha”, a quien ANÁLISIS ha denunciado por su patrimonio sospechosamente cuantioso y lujoso. Un hombre que ganó poder desde la gestión del exintendente José Carlos Halle, y no paró de crecer sin importar el color político del gobierno municipal.
Algo que no pasó desapercibido fue la activa participación que tuvo en la campaña proselitista del sector triunfante en el Suoyem, un hombre que tenía una causa en trámite por narcotráfico y que se resolvió en un juicio abreviado dos días después de las elecciones sindicales. Se trata de Juan Marcelo Escobar, alias Rulo, quien fue detenido el año pasado por venta de drogas en su casa del barrio Lomas del Mirador II de Paraná, y acordó cumplir cuatro años de prisión.
Escobar proviene de una familia donde todos son radicales. Con la llegada de Sergio Varisco a la intendencia pudo entrar a la Municipalidad. Aunque ya se sabe que entrar no implica necesariamente trabajar. Fue asignado a la Unidad Municipal 4, pero nunca cumplió tareas. Sin mayores inconvenientes ni suficiente trayectoria, fue designado como delegado sindical y obtuvo una licencia gremial de la cual gozó hasta el día que lo detuvieron, ya que Varisco se la prorrogó a sola firma en noviembre de 2019, a pocos días de dejar el cargo. Escobar no tenía tiempo para las tareas de limpieza o recolección, él vendía drogas.
Su kiosco fue uno de los tantos que prosperaron durante el período de pandemia y confinamiento en el Lomas II, como en otros barrios de este sector de la zona este de la ciudad (Paraná XX, Jauretche, Hijos de María, La Milagrosa y el Municipal). El viernes 9 de octubre de 2020 personal de la Prefectura Naval Argentina de Paraná allanó la vivienda de Escobar, en el marco de la causa por narcomenudeo tramitada en la Justicia provincial, por el fiscal Martín Wasinger. Cuando los efectivos ingresaron a la vivienda de calle Quirós y Longo, el hombre de 31 años estaba en plena labor de fraccionamiento de bochitas de cocaína. Tenía en total 332 gramos de la droga en dosis preparadas para la venta, 224 más para fraccionar y alrededor de 140.000 pesos. También le secuestraron dos autos, dos motos y hay otro vehículo que están buscando, por estar vinculados a la actividad delictiva. Lo peor de esta situación fue que Escobar estaba en su casa con dos menores a quienes empleaba para su negocio narco. Tenía a los dos adolescentes armando las bochitas de droga.
(La nota completa en la edición gráfica 1127 de la revista ANALISIS del jueves 16 de diciembre de 2021)
