Remitiéndose a los antecedentes, opina Bordet que la derrota justicialista en los comicios legislativos de ninguna manera es un adelanto de la competencia electoral de 2023. Cree, incluso, que el contexto económico le abre la posibilidad de finalizar exitosamente su mandato. “No hay que dramatizar”, recomienda el titular del Poder Ejecutivo. Afirma que la sociedad está cansada de las controversias políticas y anticipa que la gestión será su prioridad. Únicamente una buena administración, estima, abrirá paso a un nuevo turno del Frente de Todos. El gobernador evitó pronunciarse acerca de si Cresto debe o no asumir la banca para la que fue electo. Parco al momento de referirse a los temas judiciales, anuncia sin embargo que no reducirá el número de miembros del Superior Tribunal de Justicia y que antes de fin de año cubrirá la vacante existente en el alto cuerpo.
A.T.
–Transcurrieron ya algunos días desde las elecciones. ¿Qué termina sacando en limpio de los resultados registrados en Entre Ríos?
–Que fueron, con pequeñas variaciones, muy similares a los resultados de las primarias. Pudimos revertir el departamento Feliciano pero evidentemente no hubo tiempo para modificar condiciones estructurales que permitieran el acompañamiento de los ciudadanos. En esta segunda parte intentamos poner en agenda temas que interesan a la provincia, además de mostrar lo que estamos haciendo, sobre todo en materia de obra pública, y exhibir también algunos indicadores favorables que ya se están viendo en Entre Ríos. Pero, como habitualmente sucede en las elecciones de medio término, esto no fue merituado y el ciudadano expresó su voto por un contexto más global, más generalizado, y al no elegirse representantes locales no se ponen en juego esta clase de situaciones.
–Sin embargo en algunos distritos hubo cambios: el oficialismo recuperó Chaco y Tierra del Fuego. En la provincia de Buenos Aires el Frente de Todos acortó la diferencia. ¿Por qué no pudo hacerlo en Entre Ríos?
–Es que es diferente el comportamiento electoral de las provincias. Entre Ríos presenta un comportamiento muy fluctuante: vota de una manera en las elecciones de medio término y de otra en las elecciones en las que se eligen cargos ejecutivos. En 2017, en las elecciones legislativas, Benedetti obtuvo 17 puntos de ventaja sobre nuestra lista. Sin embargo, dos años después me tocó competir con Benedetti y gané las elecciones por 25 puntos. El ciudadano elige de modo diferente. Esto es una cosa importante que tenemos los entrerrianos. Y meses después, como recordará, se expresó de otra manera en una elección general. En otras provincias hay comportamientos más lineales. De todos modos yo hablaba de desdramatizar y el sentido era éste: se trata de una elección para renovar las bancas de diputados. Pusimos en juego dos y retuvimos las dos. Teníamos la expectativa de ganar una, pero no lo logramos. La diferencia es importante pero no es determinante para las elecciones de 2023, que son lejanas, y donde se evaluará otra cosa. Además venimos con una agenda intensa y con una situación económica y financiera que nos permite vislumbrar, de acá a 2023, acciones muy positivas. En 2017 en términos políticos teníamos una situación mucho más compleja que la de hoy. Había diferencias con el kirchnerismo más duro. Como gobernador yo no tenía el manejo de la Cámara de Diputados, que manejaba Sergio Urribarri. Era mucho más complejo. Y sin embargo dos años después pudimos resolverlo favorablemente. Hoy mantenemos la unión del Frente de Todos, que está consolidado. Y no tenemos la crisis de ese momento, que nos obligó al endeudamiento externo. Ahora tenemos un presupuesto que, por primera vez en veinticinco años, no prevé la necesidad de financiamiento. No es adecuado trasladar estas elecciones al futuro. Insisto: no hay que dramatizar. Y hubo aciertos, también, de nuestros oponentes. Hicieron una buena campaña y llegaron a los ciudadanos entrerrianos. Hay que reconocerlo.
–¿Y la amplia derrota oficialista en Concordia?
–Nosotros advertimos que había una recuperación de la macroeconomía y un crecimiento sostenido del empleo. Y también un aumento en los niveles de venta, que son la base imponible de Ingresos Brutos: en los últimos seis meses el incremento es del 72 por ciento, muy por arriba de la inflación. Hay un movimiento económico importante. Y en el mano a mano con los empresarios esto se hacía notar. Lo que sucede es que los salarios están por debajo de la inflación. O a lo sumo, empatados. Este efecto devaluatorio ha impactado en la gente. En Concordia el empleo ha crecido, por ejemplo en cítricos y arándanos, pero los salarios no alcanzan a superar la línea de pobreza. En esta situación Concordia no fue la excepción a lo que ocurrió en otras ciudades. En Paraná, Gualeguaychú o Concepción del Uruguay se perdió más o menos por la misma diferencia.
(La nota completa en la edición gráfica 1126 de la revista ANALISIS del jueves 18 de noviembre de 2021)
