A casi tres años de los despidos masivos en el centenario matutino de Paraná, los ex trabajadores siguen esperando una decisión de la Justicia para recibir el pago de sus indemnizaciones. Entretanto, la gestión del proceso de concurso de acreedores en el que ingresó la empresa ha ido cambiando de manos entre grandes grupos de medios de la región que no le han encontrado la vuelta al negocio. La agonía, de todos modos, no ha sido impedimento para el flujo de una jugosa pauta oficial: El Estado provincial paga en publicidad 6.000 pesos por cada ejemplar vendido. El juez del caso, Ángel Luis Moia, no se decide qué hacer y “patea” el expediente en el que se tejen poderosos intereses que pretenden sortear la quiebra sin nada a cambio.

Silvio Méndez

El lunes por tarde, en un grupo de WhatsApp que mantienen ex trabajadores de El Diario de Paraná, comenzó a circular la triste noticia que uno de los compañeros que se desempeñaba como gráfico en ese matutino se encontraba internado. Se trataba de Fabián, que era armador de páginas cuando estas tareas se realizaban en la redacción ubicada en el primer piso del edificio de calle Urquiza casi Pellegrini. Fabián se descompensó, sufrió un ACV, y si bien se encontraba estabilizado en el hospital San Martín, se pedía estar atento para acudir en su ayuda si era necesario. Fabián no cuenta con obra social, ni tampoco un sueldo o indemnización porque fue despedido y le fue armada una causa penal por su participación en una de las protestas por la falta de pago de salarios de SA Entre Ríos (SAER), la firma que edita el periódico. Fabián fue echado un poco antes que los despidos masivos que le empresa ejecutó en junio de 2018 y que en tres tandas dejó en la calle, sin un peso en los bolsillos y con seis meses de sueldos impagos a algo más de 80 trabajadores, entre periodistas, gráficos y administrativos. Lo que le sucedió a Fabián, se reflexionaba en esos audios compartidos, es parte “de lo que pasó en El Diario” y Fabián una de sus tantas víctimas. Como Guillermo, cronista de la que fuera redacción de deportes. Sucedió que a Guillermo estando ya desempleado por ese desmadre que fueron los despidos, se radicó temporalmente en San Martín de los Andes, sobre la cordillera en la provincia del Neuquén. Allí se le presentó una oportunidad laboral en Carmen de Patagones, sobre la costa atlántica de Río Negro. Sin un mango, entonces, se largó a la ruta a hacer dedo, para desandar los casi 1.000 kilómetros que separan esas ciudades del Sur. Se largó a caminar tal vez acorralado por los apremios económicos o en la búsqueda de recuperar esa dignidad arrebatada por un puñado de inescrupulosos. Guillermo no llegó a destino como pensaba. Quedó sin aliento y milagrosamente fue hallado al costado de la ruta; estaba deshidratado y muy debilitado por la inanición. Fue asistido y alojado en un hogar de tránsito municipal en Patagones y ayudado por el gremio de Prensa rionegrino hasta que se pudo recuperar y regresar con su familia. Guillermo padeció esa situación también por “lo que pasó en El Diario”.

Desde hace casi tres años, cuando en junio de 2018 comenzaron los despidos en El Diario de Paraná, más de 80 ex trabajadores esperan una respuesta de la Justicia, ya que fueron echados sin indemnización alguna, sin pre aviso, ni guardando ningún recaudo de la ley laboral vigente. La empresa entró en convocatoria de acreedores, en un prolongado proceso que se extiende hasta nuestros días y se encuentra en el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Nº 9, a cargo de Ángel Luis Moia. SAER, la firma editora del periódico, continúa con sus actividades, ya que para esto está prevista la figura del concurso preventivo de modo tal que, aun insolvente, pueda generar un camino para recuperarse y regularizar sus deudas o, de lo contrario, decretar su quiebra y remate de bienes.  En cuanto a honrar deudas nada de eso ha sucedió. Por el contrario, la firma continuó en una montaña rusa en donde entraron a tallar distintos intereses que usufructuaron con esta situación y que no fueron precisamente el de los ex empleados. Al contrario, porque metódicamente le han sido eludidos el acceso a sus derechos. Porque la empresa continuó recibiendo una abultada pauta oficial de Estado entrerriano y buena parte de ese dinero se derivó como otras utilidades  del rubro, pero para firmas externas.

(La nota completa en la edición 1118 de la revista ANALISIS del jueves 11 de marzo de 2021)