El ahora director del Museo Histórico Martiniano Leguizamón, habló sobre su vida, su trayectoria –fue funcionario de varias gestiones- y sus sueños. Fanático de Unión contó porque se hizo hincha de ese club, que lo hizo dejar su Santa Fe natal y a donde le gustaría llegar. Dice que aspira a tener su propia sala de teatro.

Claudia Martinez

(Especial para Análisis)

Habla hasta por los codos, pero es de puro pasional. Rubén Clavenzani, contó todo de su vida, o al menos lo que pudo. Este santafesino, (si… muchos cometen el error de decir que es paranaense), hace tiempo que echó raíces acá, se casó y formó su familia.

Ruben tiene 61 años, mientras de fondo suena música clásica, se sentó en el living de su coqueta casa para hablar y mucho. Papá de Agustin de 35 y Francisco,periodista, de 33 años del que cuenta: “Esta es la ciudad que quiero para vivir me dijo mi hijo y se quedó allá, en La Plata”. 

Nació en Santa Fe capital, en el sur por Avenida Gral. Lopez y Avenida Freyre recuerda.

¿Cómo terminó acá?.

-Vine a los 25 cuando empecé a salir con Graciela, ahora ex trabajadora de ATER, ella estaba vinculada a la actividad comercial y me transmitió la pasión por el campo.

Estuvo en varias campañas de alfabetización, y con eso las historias del obraje y el campo le dejaban mucho material  para el teatro.

Las historias son muchas, él llegó a los 25 años.

Empezó a estudiar, terminó en el Nacional de Santa Fe donde se recibió de Bachiller con orientación docente. Pero empezó a estudiar teatro en el año 76, en la escuela de Julio Belzer, pero las escuelas de dramaturgia estaban todas intervenidas por la dictadura militar.

"Entonces hicimos la Coordinadora de Teatro Santafesino. Ahí estaban Jorge Ricci,  Jorge Conti, Roberto Lemes, el viejo Neyra, de ahí salimos Dady Brieva, Mauricio Dayub, Mari Canca, Silvia Bertaina, entre otros, donde se estudiaba y donde se veía teatro”.

La dictadura no mermó las ganas de estos jóvenes audaces de hacer dramaturgia. Ahí surgieron la Casa del Maestro, La unione e benevolenza, la casa de la Biblioteca Mitre. Viernes sábado y domingo se veía teatro, los lunes se asistía a las deliberaciones y “ guarda con que no supieses que habías visto y de que autor!”, dice.

Le tocó el servicio militar, navegó en un buque de guerra, y con eso la indecisión de no saber qué hacer. “Entonces me metí en el profesorado de enseñanza básica donde me metí y recibí. Las materias pedagógicas le permitieron ejercer como docente”,relata.

Pedagogo teatral o maestro de teatro. El teatro tiene muchos teorizadores de teatro y con eso las diferentes corrientes que Rubén recorría a la hora de enseñar.

¿Cómo terminó acá?

“Cuando la conocí a Graciela la conocí en un lugar para tomar algo, yo salí de una función de teatro y la conocí, me casé,  acá tuvimos dos hijos y en principio yo trabajaba en Santa Fe en el Ministerio de Salud, daba clases en la escuela 109 del barrio Yapeyú. Tenía horas en otras escuelas y daba teatro en una escuela para niños “, cuenta,

“En el año 88 me llaman de la Subsecretaría de Cultura. Raul Kreigh me dijo que necesitaban gente. Acá estaba Cicognini. Antes de eso estaba Mario Alarcón Muñiz. Yo tenía mis carpetitas con proyectos del teatro en la Educación porque había hecho seminarios y talleres con Roberto Vega, uno de los grandes que introdujo el teatro en la educación de la escuela de Pablo Freire”, recuerda.

Rubén se capacitó en Buenos Aires con los que vincularon el teatro con la educación. Cuando se vinculó en 1987 lo hizo en Nogoyá, en la sociedad italiana de Nogoyá. “Me propusieron ir a Maciá. Allí fui en mi Peugeot 404 modelo 68, tenía que atravesar una estancia para llegar. Fui con mi mujer y mis chicos, arranque el 5 de marzo del 88. Maciá me llamó la atención porque tenía una radio y la radio es mi pasión.  Era una propaladora, una radio a cable una radio Integral”.

Empezaban las FM. Y su pasión era eso también. Acá surgían FM RIO, FM Paraná y Fm Capital.

(La nota completa en la edición 1117 de la revista ANALISIS del jueves 17 de diciembre de 2020)