Bordet arranca su segundo mandato consolidando su poder: designó un gabinete que responde cabalmente a sus preferencias y extendió aún más su esfera de influencia en las cámaras legislativas. Relanza la gestión con dudas acerca de sus posibilidades de influir en el gobierno nacional de Fernández y reestableciendo moderadamente los vínculos con su ex mentor y luego adversario Urribarri. El gobernador intenta calmar las ansiedades de los aspirantes a sucederlo y potencia su administración con relevos, confirmaciones y proyectos. Uno de ellos, que pretende reforzar la seguridad con curiosos tótems de videovigilancia, genera inquietud en la Policía de Entre Ríos. En el horizonte, mientras tanto, luego de un fin de semana de explosivas declaraciones, asoma un juicio político al revoltoso juez Castrillón.
Antonio Tardelli
Es regla cuando un gobernante accede a un segundo turno: el nuevo escenario, parecido pero no idéntico al interior, deja ver ciertas fortalezas e insinúa algunas debilidades. Porque nada genera más sumisión que la perspectiva de un poder prolongado, un primer mandato facilita la construcción de un liderazgo con voluntad de perdurar. En el segundo turno, consolidado el mando inicial, el gobernante podrá gozar de ciertas delicias. Por ejemplo, gestionar con un equipo de colaboradores que se adecua a sus deseos más genuinos. Pero a la vez conoce que es el principio del fin: sabe que ese poder afianzado se licuará sin remedio a mediano plazo en virtud de su imposibilidad de competir por otro mandato. En dos años en Entre Ríos se comienza a discutir la sucesión. El elenco conformado por Gustavo Bordet se explica desde ese cuadro de situación: es más homogéneo que en su composición inicial, responde a sus preferencias técnicas, se corresponde con un momento en que su liderazgo no se discute y procura administrar las ansiedades de modo tal de que los aspirantes a sucederlo no le embarullen su último mandato en la Casa Gris.
La semana que viene, cuando inaugure su segundo período, el gobernador Bordet enumerará ante la Asamblea Legislativa lo que entiende son sus logros, fundamentalmente en materia de obra pública, trama vial e infraestructura portuaria. También aludirá a lo que considera tareas pendientes tras un primer momento que ha definido como de ordenamiento. En esa columna anotará las acciones que imagina para luchar contra la droga en el marco de la legislación que persigue al narcomenudeo, la atención de la problemática de la violencia intrafamiliar y las iniciativas en materia de equidad de género.
(Más información en la edición gráfica número 1109 de la revista ANALISIS del jueves 5 de diciembre de 2019)
