Una mujer oriunda de Gualeguay–de quien se resguarda su identidad para evitar la identificación de las menores- reveló la preocupante lentitud de la Justicia ante la denuncia de abuso contra sus dos nietas de 7 y 9 años, a manos de la actual pareja de la madre de las nenas. En un crudo relato, le contó a ANÁLISIS lo que sufrieron las pequeñas desde que tenían uno y tres años. “Nadie nos escucha y nadie hace nada. Y lamentablemente nadie le va a devolver la inocencia a mis nietas”, se quejó. El caso se suma a otros ocurridos en Colón que aguardan desde hace tiempo una resolución judicial.
Por Ayelen Waigandt
“Cuando la justicia llega tarde, no es justicia”. Parece una frase hecha, pero cuando se hace carne en casos concretos es tan real que desespera; y cuando el sistema judicial parece hacer oídos sordos ante hechos aberrantes cometidos contra menores de edad, la situación se vuelve mucho peor.
Semanas atrás se realizó en Colón una marcha para reclamar por la inacción judicial ante dos denuncias de abuso sexual de menores. Una de ellas se efectuó en 2016, la otra es más reciente pero el acusado es el mismo: un boxeador y profesor de ese deporte de 24 años, que –pese a la gravedad de los hechos denunciados- se encuentra en libertad.
A esos reclamos, se suma un nuevo caso ocurrido en Gualeguay y que tiene a un padre y a una abuela desesperados por las demoras de la Justicia en dar respuestas.
Las exposiciones policiales comenzaron hace más de seis años, luego de la separación del matrimonio que en ese momento tenía en común dos hijas menores de tres y un año de edad. Tras la desvinculación de la pareja, el papá se radicó con su madre –abuela de las niñas- en Paraná y comenzaron a observar las primeras señales de alarma: “Estaban sucias, llenas de piojos, tenían hambre, no iban a la escuela”, describe entre lágrimas la mujer, que advierte a esta cronista que se encuentra de forma permanente bajo la acción de calmantes para poder soportar la situación que padece toda la familia.
Señales de alarma
“Cuando mi hijo se separó, mi ex nuera se puso en pareja con otro hombre que se dedica a la pesca. En ese momento la nena más grande tenía 3 años, hoy tiene 9; la otra tenía casi un año porque hoy tiene 7. Cuando la más grande tenía unos 6 años, pasaba las vacaciones conmigo en Paraná y ahí me di cuenta que sus actitudes no eran las de una niña normal, su vocabulario no era el de una nena chiquita, al dibujar se ponía nerviosa y hacía rayones. Además, nos habíamos percatado de que estaba ojerosa, casi no hablaba y que no la alimentaban bien, pero el comportamiento fue lo que me llamó la atención”, relató la mujer.
(Más información en la edición gráfica 1102 de la revista ANALISIS del jueves 15 de agosto de 2019)
