Álvaro Moreyra

¿Qué sería de algunas comunidades sin los clubes de barrio? La respuesta es una incógnita, pues en su inmensa mayoría funcionan para llenar el vacío que deja el Estado, nacional, provincial o municipal, pues se encargan de brindarle a la gente del lugar un espacio, una respuesta, muchas veces hasta un plato de comida, algo que en la política se pasa por alto, puesto que quienes la conducen forman parte de los clubes más pacatos de la ciudad.

Hoy en la Argentina se estima que existen más de 5000 instituciones que pueden englobarse en el rubro clubes de barrio. En ellos no solamente se ofrecen actividades deportivas, sino que también existen aquellas que son sociales o culturales.

No hay estadísticas al respecto, pero se presume que millones de argentinos confluyen en esos lugares, donde buscan contención o bien simplemente llevar adelante actividades para la recreación. Claro que también hay otros fines, mucho más complejos por cierto, y consisten en escaparle a los distintos flagelos que hoy forman parte del acontecer diario de alguna barriada.

Históricamente se trata de ámbitos que sirven de espacio de socialización, motivados por la unión o el gusto por algunas actividades deportivas, culturales o sociales.

Se encargan también de forjar el sentido de pertenencia a una comunidad, que es con la que se convive diariamente. En el plano deportivo, estrictamente, sirven para que ese sentido de pertenencia sea para con una camiseta o un escudo. Pero por sobre todas las cosas, estas instituciones son un lugar de contención, que aleja a mucha gente de los riesgos propios de la calle.

En Paraná hay varios clubes que forman parte del paisaje de un lugar, sin embargo no son muchos los que funcionan con el nombre del barrio. En este sentido, el futsal en la capital entrerriana, una disciplina que creció sustancialmente en los últimos años y hoy es una de las que mayor cantidad de jugadores cuenta, se encargó de hacer que el barrio sea lo que se defiende fin de semana tras fin de semana.

Con la intención de que algunas instituciones cuenten su historia, ANÁLISIS charló con referentes de Bajada Grande, Aatra III, Mariano Moreno y José Hernández. Lamentablemente del último club no se pudo conocer el recorrido, pues por razones de fuerza mayor no se pudo conversar con uno de sus referentes.

Una barriada con muchas carencias

Pablo Arriola es uno de los directivos que incansablemente trabaja con el club Bajada Grande, representativo de una de las barriadas más populosas del oeste paranaense. “Con el futsal comenzamos hace unos cinco años aproximadamente, jugamos dos temporadas en la C y en el segundo año ascendimos; después jugamos una en la B y actualmente transitamos nuestro segundo campeonato en la categoría principal de la Asociación Paranaense y en proceso de crecimiento constante”, comentó en el inicio el dirigente.

(Más información en la edición gráfica número 1094 de la revista ANALISIS del miércoles 17 de abril de 2019)