Claudia Martínez
(Especial para ANÁLISIS)
En varios posteos de las redes sociales, llama la atención el amor que su hijo profesa por él. En esas publicaciones se nota la forma en que Juan Carlos Hernández crió a su hijo (Juan Manuel, fotógrafo), con un amor incondicional por la Patria y por su familia. Y al entrar a su casa eso se nota. Por todos lados hay recuerdos, cuadros, fotos, aviones, distinciones y objetos relacionados con algo que lo atraviesa todos los días: la guerra de Malvinas.
Hernández habla sin parar cuando recibe a ANÁLISIS y muestra unas maquetas de aviones que tiene en una repisa, fotos de un soldado que ya no está. Todo con una tonada cordobesa que jamás lo abandona.
Luego sentado en el escritorio de su casa, mientras su esposa (su amor, su compañera) sirve café, se sienta en su sillón Y no le dan las manos para mostrar todo.
“El Gaucho Rivero fue uno de los que fue a Malvinas y luego muere en la Vuelta de obligado. ¿De qué estamos hablando? De soberanía, ¿no? ¿Que ven de la Argentina? -se pregunta-. Que somos un país rico de cabo a rabo”, detalla.
Tiene 62 años, nació en San Ramón de la Nueva Orán (Salta) pero se crió en Córdoba desde los 6 meses. “Mi papá era gendarme y me crié en un ambiente militar, en Córdoba y me siento cordobés. Amo Salta pero, para mí, Córdoba es mi todo. Me crié en Villa Cabrera en el instituto José Peña. Soy suboficial Mayor de la escuela de Córdoba”, desgrana dando detalles de su historia personal.
Egresó de la Escuela de Suboficiales de Córdoba en el año ´75, a la que había ingresado en el ´72. “Vinimos a hacer unos cursos de capacitación donde se encontraba el escuadrón fotográfico acá en Paraná”, dice.
Hizo toda su carrera en Paraná. Su esposa es cordobesa y lo acompaña desde hace 41 años. Del cuello de este veterano cuelga la cruz que perteneció a suegra, una chapa identificatoria y una virgen.
Juan Manuel es su adorado hijo y cuando habla se emociona. “Nos costó mucho tener ese hijo y después de la guerra vino este nene y nos cambió la vida a nosotros. Mi sol. Hablo de mi hijo y me muero”, dice conmovido.
Juan Manuel -fotógrafo, deportista- entra saluda y se dicen “te quiero”, mutuamente. Y la charla sigue.
—¿Qué grado tenía cuando fue lo de Malvinas?
—Era cabo principal. Tenía 36 años. Cuando me llamaron, lo único que me pasó es que era lo que correspondía. Lo que mamamos en la escuela cuando nos formamos. Juramos la bandera para defender a la Patria. Cuando uno ingresa a una escuela, el lema es “Dios, Patria y Hogar”. Porque es así, son los valores que ahora se están cambiando. Cuando me enteré lo de la guerra, el escuadrón estaba armado. Acá es cuando se aprende todo, a nosotros nos enseñaron a volar el Huanquero. Sentíamos algo raro, el grupo fotográfico voló antes, durante y después de la guerra. Con el Tango 23 hicieron un relevamiento fotográfico, hicieron un vuelo sobre Malvinas. Antes de la guerra se hizo inteligencia. Después se convoca. Mi papel en la guerra fue ser tripulante en vuelo, ser fotógrafo. Lo que no se sabe del Escuadrón Fénix es que hicimos más de 350 misiones, en aviones sin armamento. Nosotros sacamos fotos para que los demás las usaran, tanto para Armada como para el Ejército. Fuimos y cumplimos. Fui destinado a Comodoro Rivadavia. Nosotros nos alojamos allí, se nutrió a todas las bases de subcentros fotográficos. Yo volé sobre Malvinas.
(Más información en la edición gráfica número 1090 de la revista ANALISIS del jueves 22 de noviembre de 2018)
