Por Sofía Arnaudín
"Noches de Fútbol" es un cortometraje escrito y dirigido por el entrerriano Guillermo Barbarov. Oriundo de Rosario del Tala, Guillermo estudió Licenciatura en Comunicación Social en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER); en el 2004 viajó a España donde residió durante 8 años y realizó cursos de formación profesional en edición, manejo de video cámara y recursos técnicos; y en 2012 volvió a Paraná para dedicarse pura y exclusivamente a la realización Audiovisual. “Estoy 24 horas del día pensando historias”, confiesa Guillermo Barbarov, mientras describe “Noches de Fútbol”, en un ir y venir entre la trama del cortometraje, su experiencia personal y su visión del mundo.
El cortometraje fue rodado en 2016 en la zona de Colonia Nueva en el departamento Paraná, cerca de Villa Urquiza. En 2018, Guillermo Barvarov estrenó su obra cinematográfica en el Centro Cultural La Vieja Usina, donde fue declarado de Interés Cultural Provincial. “Noches de Fútbol” acontece en un bar de campo llamado “Bar la Estrella”, que cobija todas las noches a los pocos y pintorescos habitantes de la zona. La historia refleja el choque de dos mundos, la tensión entre dos formas antagónicas de acontecer en el tiempo, pero que al final se encuentran en un punto en común: la bondad y la nobleza humana.
—¿Cuál fue tu primera experiencia en realización audiovisual?
—Empecé en la adolescencia. Hice mi primer corto a los 15 años, que trataba de una invasión extraterrestre en mi casa. Mi papá compró una videocámara que entraba en una mano y fue todo un acontecimiento. Hicimos el corto con mi hermano, que era un gran experimentador. Toda la vida me dediqué a contar historias. Si uno no filma es porque uno no filma, básicamente. No se puede echar la culpa a que no me incentivaron ya sea desde la facultad o desde otro lugar. Si vos querés filmar algo lo podés hacer hasta con un celular, como hacía yo con una videocámara hogareña. Nace de un deseo de hacer algo y uno con los recursos que tiene al alcance lo puede hacer. La formación te da herramientas que luego uno utiliza a la hora de querer volcarlo en algo concreto, pero el acto de volcarlo es algo personal que te tiene que surgir de adentro.
—Y en ese deseo, en ese “surgir de adentro”, ¿cómo nace “Noches de Fútbol”?
—Nace de una búsqueda constante. “¿Qué pasaría si ocurriera esto?”, “¿Esto podría pasar?”, y si pasa… “¿Cómo sería?”. Me hago todas esas preguntas. Es un flash mental, después le buscás qué conflicto se generaría a partir de ciertas situaciones que son extrañas. “¿Qué pasaría si esto fuera así?...”. Así surge “Noches de Fútbol”. Es una constante en mi manera de proceso creativo.
—A la hora de imaginar conflictos y tramas posibles, siempre aparece un escenario. ¿Por qué el escenario de este cortometraje es en Colonia Nueva, en ese bar?
—Yo Nací en Rosario del Tala. Mi familia tiene un campo en Gobernador Echagüe -que es un pueblito que está muy cerca- y ahí había un bar llamado el bar “Don Doto”, una pulpería. La gente de la zona iba a comprar galletas, alpargatas, vino, goma para la gomera, hasta kerosene. Cuando era chico me pasaba las vacaciones en el campo, para mí era mi mundo, y tengo el recuerdo de esa gente que se juntaba en ese bar a disfrutar de la compañía de otra gente. En el campo uno pasa muchas horas solo con un caballo, trabajando, y se veía esa necesidad de comunicarse, de jugar al truco y reírse. Escuchaba muchas risas en ese bar y me llamaba mucho la atención eso. En la ciudad, si uno va a un bar la gente no se ríe, se ensimisma en la mesa y el espacio es como que está delimitado a la intimidad en esa mesa, no interactúa con las demás; en cambio en esos bares que yo recuerdo de mi infancia en el campo, era una comunidad, estaba uno en su mesa, pero las bromas se hacían de una a otra. Eso me impresionaba, siempre me quedó eso en mi cabeza. Y eso fue lo que intenté recrear de aquel mundo.
(Más información en la edición gráfica número 1088 de la revista ANALISIS del jueves 25 de octubre de 2018)
