Antonio Tardelli
Caprichosa, la actualidad convirtió en noticiables una serie de temas que, mera coincidencia, admitían una dimensión comparativa. Los renovados conflictos vinculados al salario docente, los problemas del empleo y los componentes impositivos de las tarifas eléctricas se sucedieron en la agenda de modo tal que, en pocas semanas, los ciudadanos del país federal pudieron comprobar si están mejor, igual o peor que sus compatriotas de otras comarcas. La mala nueva para Entre Ríos es que en ninguno de los rubros la provincia de Francisco Ramírez, Justo José de Urquiza y Ricardo López Jordán presenta hoy indicadores sobresalientes. En verdad, todo lo contrario.
Florecen, pues, los interrogantes. ¿Qué le ocurre a Entre Ríos? ¿Qué es lo que le sucede? ¿Cuáles son las razones que explican su estancamiento? ¿O es que,mejor, hay que hablar de su decadencia? ¿Por qué todas las posibilidades que entusiastamente se enumeran en tiempos de campaña, cuando los dirigentes alimentan el optimismo general, se desvanecen luego en presentes conformistas? ¿Existe alguna variable decisiva que condene a Entre Ríos a los lugares subalternos que hoy ocupa? ¿O es que sencillamente asistimos a una palmaria expresión de pobreza dirigencial?
(Más información en la edición gráfica número 1077 de la revista ANALISIS del jueves 10 de mayo de 2018)
