ACERCA DEL "RELATO"
La última necropsia recientemente practicada del kirchnerato o de la Tercera Década Infame es en rigor de verdad una nueva y reiterada autopsia del célebre "cuarto peronismo" que como exactamente se ha dicho, es un peronismo de cuarta. Aquélla ha dado por resultado que en vida el kirchnerato (la versión pingüina del cuarto peronismo, i. e., otro peronismo de morondanga) trajinó dos períodos vitales distintos que en principio es necesario saber distinguir.
En efecto, el primer período, el de la "década ganada", venía acompañado por lo que la juglaría y la Teología política, tanto de la patrística como de la escolástica k.k., llamaban poéticamente el "relato". El "relato" ha sido una auténtica creación discursiva ya de los clérigos k.k., ya de los devotos juglares, ya de los teólogos políticos, de la época de esplendor del kirchnerato, digamos, su pingüe "siglo de oro". Se trata de un controvertido género literario y aun discursivo, que en tales bocas y en tales plumas pretendía ser una tragedia o una epopeya heroicas y fundacionales, y aun una auténtica parábola religiosa para consumo de la otrora cuantiosa feligresía; pero que, por el contrario, en las bocas y las plumas de sus detractores, el género literario y discursivo era considerado una farsa o un sainete o un folletín o, mejor y más rigurosamente, una novela picaresca. El "relato" y también el "proyecto", el "modelo" et similia, han sido denunciados o sospechados de obscenos fraudes y estafas, mezclas de mentiras, patrañas, escamoteos, imposturas, bufonadas, silencios e hipocresías; sintéticamente: el kirchnerato o el pingüinismo, como género literario, habría sido visto no menos que como el resultado del soborno y la extorsión, que como un inmenso fraude político y cultural, perpetrado por experimentados truhanes financiados por el nuevo precio de la soja en el mercado mundial; dicho con una sola palabra: un esperpento. Sea el que fuere el controvertido juicio final, este período, el bonapartista, i. e., el del vamos por todo, el de Kristina eterna, el de el populismo no tiene límites, el de ni un paso atrás, el de que hay que radicalizar al populismo, el del nunca menos, el de hagan lío, el de sean transgresores, el del gobierno de los Derechos Humanos y el de la "ampliación" de Derechos, y el de a mí nadie me marca la cancha y el de abandonaremos el gobierno pero no el poder, el ultra-feminista de me pinto como una puerta y el de a las minas nos encantan las pilchas, etc., tenía el controvertido encanto de ese "relato", de ese complemento poético que le era estructural (la "leyenda del poder" según Max Weber). Por honestidad intelectual, hay que reconocer y constatar empíricamente el hecho de que el pingüinismo de la Teología política KK y sobre todo del "periodismo militante" (i. e., la autodenominada "mierda oficialista") ha sido pionero en eso de apostar a la postverdad y cultivar los negacionismos varios y los hechos alternativos.
Pero cuando en abril de 2013 se ahogaron 89 vecinos platenses (aun de la legendaria Tolosa), y cuando a fines de 2013 (i. e., cuando los saqueos, los cortes de electricidad, la treintena de muertos [algunos "linchados"] y la sedición de la policía, antecedidos por la desencantadora derrota electoral y por la bochornosa e hipócrita prosternación ante el Papa y por las proezas de los nacionalpopulistas Milani y Berni, etc.), y cuando a comienzos del 2014 tras la corrida cambiaria, y sobre todo tras el "Rodrigazo" del economista rojo Axel Kicillof, el pingüinismo y el inverosímil relato de la "década ganada" y de ese eximio capítulo de la literatura fantástica conocido como "modelo productivo de acumulación de matriz diversificada con inclusión social y distribución de la riqueza" reventó y saltó por los aires, i. e., cuando sobrevino la abrupta finalización de la década que se dice ganada, entonces y sobre todo entonces comenzó el segundo período, el llamado termidoriano, i. e., el del lame duck, el de la pingüina renga, el ortodoxo, el propiamente peronista (de cuarta y de morondanga), el del "ajuste", el de la fiesta la pagan los de abajo, nueva fiesta apetitosamente preparada al paladar de Repsol, el del ávido Club de París, las telefónicas, la petrolera Chevron, el entreguismo al imperialismo "generoso" (chino et similia) y el del re-endeudamiento con los "buitres buenos" (como Soros y los prestamistas chinos) que prestan con seguro devaluatorio de "dólares futuros", etc. En síntesis: entonces en la disyunción exclusiva patria o buitre se eligió por los buitres "bondadosos"… (bondadosos con la Princesa carismática…).
El Termidor criollo posee el fuerte aroma distintivo, el innegable aire de familia del menemato, del que el kirchnerato -en rigor histórico- es oriundo e ingenioso pupilo y fiel seguidor. Así la leyenda y el maravilloso relato del sueño bonapartista del coloso fundador Nestornauta (dicitur Lupo) y de su gloriosa Princesa dinástica heredera (i. e., la Leyenda del Pingüino Bicéfalo), fueron tronchados de cuajo y han pasado por el proceso del "desencantamiento": la poesía ha desaparecido y sólo permanece la desencantada crudeza de una prosa plagada de ripios. El anticlimax de la epopeya triunfal del Pingüino Bicéfalo fue a parar casi sin estrépito en una crónica prosaica de dos tiranuelos ladrones de provincia, el ávido Lupo y la Mesalina suburbana.
Más todavía: cuando a comienzos del año 2015 la cleptocracia de los KK que había transformado a la Casa Rosada y al Congreso y a buena parte del Poder Judicial en aguantaderos, y que venían arrebatando una buena parte de la propiedad burguesa y sobre todo el salario de los trabajadores, pareció comenzar a quedarse también con la vida misma de los argentinos y las argentinas, i. e., cuando se mandó a asesinar al fiscal otrora mimado y regaloneado; cuando luego en las postrimerías mostraron la voluntad de que los ladrones 'legítimos' juzguen en 'legítimos' tribunales a los ladrones, y los corruptos 'legítimos', a los corruptos; cuando en fin el "gobierno de los nuevos derechos y de los Derechos Humanos" puso como dechado de los "nuevos" derechos y los Derechos Humanos a las sexistas y homofóbicas Irán y Rusia, y a las "socialistas" Venezuela y China; y cuando la "revolución kirchnerista" culminó con la perestroika sin glasnost de Scioli acompañados por la desparpajada Morsa y el estalinista chino groseramnete reciclado; entonces no sólo la credibilidad del "relato" pareció colapsar para siempre, sino también que las palabras y los hechos del gobierno KK se volvieron repugnantes, aun para muchos de los fervientes feligreses de antaño.
Los clérigos, los canónigos, los teólogos, los juglares y los bufones son personajes medievales, i. e., oriundos de las Dark Ages y de la estructura estamental del feudalismo. En el mundo del medioevo, empero, unos y otros ocupaban un status completamente diverso y, por lo tanto, un prestigio social drásticamente diferente en la jerarquía imperante. Los teólogos desde sus cátedras universitarias y las variadas especies de clérigos justificaban el poder de princesas y príncipes y demás jerarquías sociales de la comunidad feudal con el sustantivo recurso teológico de que omnis potestas nisi a Deo, de que todos los poderes fácticos derivan de Dios, i. e., legitiman la "dominación carismática" y esa estructura social en definitiva teocrática. En cambio, con sus "relatos", sus patrañas, sus bufonadas y truhanerías, los personajes más o menos despreciables de los juglares y los bufones -por dinero y servilismo- halagaban los oídos, recreaban y divertían con monerías a los príncipes y demás jerarquías estamentales. En la postmodernidad, y sobre todo en la Argentina, i. e., en unas Dark Ages reloaded de peronistas de morondanga, su roles sociales parecen confundirse al punto de ser intercambiables.
En estos tiempos, entre los crédulos gregarios de la juglaría y de las facultades de "Filosofía" (sic) y de "Ciencias Sociales" (sic), donde la poesía del relato y la Teología política k.k., i. e., el pingüinismo ilustrado, habían hecho furor, reina un recoleto silencio (contrastante con la logodiárroia de la Princesa y la Morsa) acerca de la necropsia del corpus mysticum de Nestornauta y de Cristina Eterna, i. e., del Pingüino Bicéfalo. Los clérigos y los gregarios son sobre todo poetas místicos y teólogos políticos, dado que sólo los creyentes exhiben tal grado de fanatismo religioso, de obsecuencia y servilismo moral y mental ante la dominación carismática de príncipes soberanos, por así decirlo, consagrados y ungidos con el santo crisma de los reyes por derecho divino. ¿Una renovada en términos sudacas trahison des clercs?
