Jorge Riani
Esta es la primera edición de la revista ANÁLISIS, tras la era de Ariel de la Rosa en Salud. No hay motivos para el festejo. Ariel De la Rosa nunca debió haber sido ministro de la cartera sanitaria del Estado provincial. Jamás debieron haberle dejado abierto el botiquín, que para él es un botín. Lo que ahora hizo el gobernador Gustavo Bordet no fue más que corregir el tremendo error que cometió al haber permitido que el diputado-gremialista multimillonario José Ángel Allende le nombrara el ministro, sin que él pudiera decir palabra alguna.
Se explicará que necesitaba formar gobierno, que la idea era ceder ante las presiones y que en cuanto pudiera iba a desactivar esa célula. Fue un precio caro. Carísimo. Fue ceder a la extorsión. Dos años estuvieron los hospitales manejados por patotas que, primero por la anteúltima nota de tapa de esta revista y luego por las declaraciones mediáticas de una funcionaria de carrera quedaron al descubierto.
Es cierto que Bordet corrigió el error de la mejor manera que le presentaba la realidad. Nombró a una funcionaria de carrera que cuenta con el respaldo de la planta de personal precisamente hostigada por la patota de UPCN. La designación de la trabajadora social Sonia Velázquez fue celebrada a través de las redes sociales y también por no pocos funcionarios y empleados que fueron fuentes para las notas de esta revista.
Bajo el título “Patota sindical”, ANÁLISIS denunció en su edición del 25 de mayo último que un grupo de apretadores imponía su voluntad mediante violencia verbal, psicológica y hasta física, y que lo hacía para “hacer cumplir las órdenes del ministro”. Eran el brazo armado de De la Rosa. Y el ministro no los desmentía.
“A los aprietes como práctica política –contamos al presentar la nota en mayo pasado-, se suman las recientes andanzas de una patota de UPCN, que logra imponer criterios propios en los hospitales públicos de Paraná. En el Hospital Materno Infantil “San Roque” se denunciaron casos de violencia física y acoso laboral contra enfermeros y empleados de diversas áreas. Eso motivó una actuación interna, mientras se analiza una presentación en la Justicia. El sindicato que maneja de modo personal y discrecional el diputado José Ángel Allende impone su voluntad mediante la fuerza. Desde las más altas esferas hacen la vista gorda por la sencilla razón de que el ministro Ariel De la Rosa también responde al millonario gremialista-legislador. En ese marco, Allende se apresuró a presentar una Ley de Enfermería en la que intentó posicionar a los institutos de capacitación que también maneja UPCN.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS del jueves 22 de junio de 2017)