Mariana Bolzán
La desaparición de más de mil libros de la Biblioteca Pública Facundo Arce ocurrió el 12 de octubre de 2006, un día de tormenta. Una de las vecinas lo recuerda muy bien: “de buenas a primeras, en las radios locales comenzó a circular el comentario de que estaban remodelando la biblioteca pública y que estaban tirando libros”. El municipio de María Grande había emprendido algunas incursiones a espaldas de los vecinos –o al menos eso muestran los hechos- y una de ellas fue la eliminación de un millar de libros que fueron llevados al basural para ser incinerados.
“Desde el municipio desmentían todo. Tenían tal poder que podían desmentir eso. Llevaban un camión de bolsas de libros”, agrega la vecina, quien asegura que los empleados municipales que trabajaban en el basural en ese entonces sintieron temor y desconcierto al ver la cantidad de libros que fueron llevados en bolsas de consorcio, escondidos en un camión. Los empleados, al advertir que se acercaba una tormenta, guardaron todo debajo de un plástico hasta saber a quién llamar.
Los más de mil volúmenes que contenían las bolsas habían sido donados por Renata Hortensia Castaldo, una médica que vivía en la ciudad de Colón y que entregó a la biblioteca más de 5.000 libros entre los cuales se encontraban sus propios ejemplares de medicina, literatura de ficción y variedad de ediciones traídas de sus viajes por Europa. La familia Castaldo es muy cara a los sentimientos del pueblo: el edificio donde ahora funciona la biblioteca es propiedad de la familia y fue donada a la Municipalidad con el fin de que fuera un inmueble al servicio de la comunidad.
(Más información en la edición número 1048 de la revista ANALISIS del jueves 6 de octubre de 2016)