Pablo Rochi
Marcelo Casaretto se ganó un respeto muy grande en el ámbito político. Lo hizo a partir de una interesante trayectoria: fue asesor de la Vicegobernación de Entre Ríos, senador provincial, ministro de Economía de la provincia y director Ejecutivo en la Administradora Tributaria de Entre Ríos (ATER).
Todo ese recorrido le permitió, además, ser designado como actual asesor de la Gobernación. No obstante, y a pesar de los importantes cargos que ocupó, Casaretto pasó a la historia al transformarse en el dirigente deportivo que logró que Echagüe negocie y consiga su vuelta a la Liga Nacional, con todo lo que ello significa.
Como vicepresidente del club, Casaretto mantuvo una extensa charla con ANÁLISIS, y dejó jugosos conceptos. La política, el deporte y ese deseo grande de trascender.
—¿Cómo llegaste a ser dirigente de Echagüe?
—Cuando era chico y jugaba al básquet en Rosario del Tala, venir a Paraná a jugar con Echagüe era lo máximo. Era algo único, maravilloso. Después, a mediados de los `80 me vine a estudiar a Paraná. Era el momento en que la Liga Nacional recién daba sus primeros pasos. Vivíamos en una pensión y no teníamos un peso. Con nosotros estudiaban Horacio Pacheco, Diego Mugherli y Paul Ortiz. Entonces era inevitable hablar de básquet. Queríamos ir a verlos jugar, pero no teníamos plata, tal es así que íbamos a Echagüe y esperábamos que termine el primer tiempo. Cuando levantaban las boleterías, ahí entrábamos y veíamos los partidos. Así fue como me hice hincha de Echagüe.
—Con el tiempo te transformaste en el dirigente que provocó el regreso de Echagüe a la Liga Nacional. ¿Hay algo de nostalgia?
—Claro que sí. Es un orgullo muy grande por todo lo que se logró. Siempre dije que Echagüe es un gigante dormido. Este club no tiene comparación con cualquier otro de Entre Ríos. Lo digo con respeto. Cuando me metí como dirigente en el club, allá por el 2010, Echagüe estaba en la tercera categoría. Recuerdo que les dije a los otros dirigentes que me sumaba con la condición de trabajar para llevar el club a la Liga Nacional. Todos me decían que estaba loco y se me cagaban de risa. Bueno, casi seis años después logramos semejante anhelo.
(Más información en la edición número 1048 de la revista ANALISIS del jueves 6 de octubre de 2016)