Jorge Riani
Federico Malvasio

Gustavo Bordet no es un factor de nervios para Urribarri. El candidato del oficialismo no le da argumentos al actual gobernador ni para la ansiedad, ni para la incertidumbre. Es que hasta ahora, el intendente de Concordia y postulante a gobernador del oficialismo se ha movido dando señales de lealtad: ha permitido que lo rodeen, no ha puesto reparos en la modificación de la Ley de Ministerio, hecha a gusto y paladar de la familia Urribarri y no desautorizó ningún acuerdo del actual mandatario con sectores internos. Por si fuera poco, Bordet no determina la agenda de campaña para ver cómo y junto a quién cubre el territorio en la búsqueda de votos para octubre.

Cuentan que cuando Jorge Busti nombró como sucesor a Urribarri, éste se mostró dócil y agradecido hasta el momento mismo en que ya no había marcha atrás con su candidatura. Y que ahí empezó a hacer campaña solo.
Que no le atendía el teléfono a su mentor al primer llamado, y que andaba solo haciendo campaña por la provincia. Es igual que si Bordet hoy se cortara solo y le hiciera ver a Urribarri cómo serán las cosas a futuro.

También cuentan que en esas salidas por la provincia, en plena campaña electoral, Busti y Urribarri coincidieron en una estación de servicio y que allí se produjo una discusión tensa. El actual gobernador ya mostraba su interés en cortarse solo y logró desembarazarse de quien fue tres veces gobernador una vez que la discusión por las retenciones a las exportaciones de granos los enfrentó en 2008, como enfrentó a toda la sociedad argentina. Algunos del lado del gobierno, otros del lado del “campo”.

Todo el armado a futuro se da en un marco de enojos internos. El armado que hizo Urribarri de las listas para cargos legislativos dejo caras largas y pisoteó territorios de caudillajes. El que más claramente expresó el descontento, con su estilo descarnado, fue el intendente de Santa Elena, Domingo Daniel Rossi. “En 2011 –contó un enojado Rossi que perdió la interna en su ciudad– con un 54% de la Presidenta, nadie pudo hablar y hasta se humilló a los dirigentes elegidos a dedo metiendo sus nombres en una bolsa para sortear el lugar de la lista de diputados. Eso como una muestra de la prepotencia y soberbia de épocas de bonanza. En épocas de vacas gordas todos somos Gardel, pero cuando esas vacas se enflaquecen, empiezan a aflorar y a hacerse notorias las miserias y los defectos de la miope dirigencia del PJ entrerriano”, dijo.

Al gabinete

Mauro Urribarri es el nombre puesto para la Jefatura de Gabinete. Ese lugar –pero sin las atribuciones de la que lo dotarán– hoy lo ocupa Hugo Ballay, un hombre del riñón del urribarrismo puesto primero a manejar la “caja” de CAFESG, esa entidad que maneja discrecionalmente los recursos excedentes que llegan por la venta de energía de la represa de Salto Grande.

(Más información en la edición gráfica número 1026 de la revista ANALISIS del día 24 de septiembre de 2015)