Hugo Remedi
Si algo le estaba faltando al conventillo político vernáculo es que las elecciones hayan empezado a teñirse de denuncias cruzadas acerca de favores del narcotráfico. La intendenta Blanca Osuna y el principal rival a amputarle la reelección al frente del municipio de la ciudad capital de la provincia, Sergio Varisco, de Cambiemos, traspasaron la línea.
En efecto. Un amigo, por ejemplo, me interrogaba a pocas horas de conocido el manifiesto esclarecedor de la intendenta sobre las malas compañías de Varisco: “Hugo, ¿qué sigue ahora? ¿Droga en un jarro? ¿Violación de menores? ¿O la recordación de trágicos accidentes…?”. La verdad, no tuve respuestas a tono ni espontáneas. Pero sí me surgieron miles de conjeturas en la cabeza. Desde, por ejemplo, que esta campaña electoral (que entra en período convulsivo) termine con algún muerto, metafórica o literalmente hablando; que se terminen masacrando a cadenazos en la calle; que todo se termine dirimiendo apenas en disputas mediáticas, o en la Justicia, o en nada.
Es curioso observar cómo el oficialismo local no puede escapar de la escalada de errores sustanciales que viene cometiendo en el marco de la estrategia destinada a achicar la diferencia de más de 12 mil votos que Varisco le sacó a la actual intendenta en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), del pasado 9 de agosto.
Todo lo que ha hecho hasta el momento el kirchnerismo local, desde el punto de vista de la estrategia electoral, es advertir con señales demasiado luminosas que la derrota está en pie y a pasitos nomás: sino, no se entiende. Varisco se envalentona ganador y el oficialismo aplica todo lo que recomienda el manual del perdedor.
Como sea, el contraste en la gestión de Blanca Osuna de los tres primeros años en comparación con este último, no es el mismo; gana el último, claro. En ese rumbo parece imperioso que lo central de la estrategia de cara a las elecciones del 25 de octubre sea fortalecer la calidad de una gestión que habiendo hecho pie pueda potenciarse en el futuro. Y desde allí, convertir la reelección de Osuna en una posibilidad cierta y creíble. Pues no, Blanquita de pronto se descompuso de incontinencia verbal y le tiró a su contrincante Varisco con lo más duro de la droga, pensando en vaya a saber qué beneficio: votos no sumó seguro.
Pero además, por si no fuera suficiente relacionar un candidato al narcotráfico, sumó lo de patoteros, explotadores y de ladrón de trabajadores, asociando a Varisco dentro del contexto sellado por el acuerdo con el actual diputado del Frente para la Victoria, Hugo Vásquez.
Mala memoria
Tomó tal vuelo el grotesco oficial que soslayaron de plano que el punto directo de las críticas mediáticas es, nada más y nada menos, que un actual legislador oficialista que integra todavía el bloque que en definitiva responde al gobernador de la provincia, Sergio Urribarri; un verdadero dislate. Es decir que cuando fue uno de los diputados que se pasó del Frente Entrerriano Renovador al oficialismo, aquel 14 de febrero de 2014, estaba todo bien. Y ahora que está con Varisco es el peor de los perros políticos…
De hecho, Vásquez es uno de los abandonados del urribarrismo y va por la revancha. Y se la tomó con Blanca Osuna.
(Más información en la edición gráfica número 1026 de la revista ANALISIS del día 24 de septiembre de 2015)
