Daniel Enz
En los archivos del Arzobispado de Paraná la justicia entrerriana podría encontrar algunos elementos para avanzar en la causa por abusos de menores contra el cura payador Marcelino Moya, actualmente licenciado por el arzobispo Juan Puíggari, después de la denuncia periodística de ANÁLISIS, a fines de junio de este año.
Una investigación de esta revista pudo determinar la existencia de cartas confidenciales enviadas por Moya al entonces arzobispo de la capital entrerriana, Estanislao Esteban Karlic, donde le reclama e implora que lo autorice a ser destinado definitivamente al Obispado castrense para dedicarse al trabajo con personal militar. La última nota enviada a Karlic data del 27 de mayo de 1998. Moya estuvo hasta 1997 en Villaguay. En ese entonces lo trasladaron a la guarnición de Campo de Mayo, en Capital Federal y luego fue capellán de los Cascos Azules de la ONU en Chipre y Kuwait.
En la nota de mayo del ’98, Moya le rogó a Karlic: “Conforme había hablado con su excelencia luego de haber meditado largamente, vuelvo a solicitarle me de la excardinación de la arquidiócesis de Paraná para pasar al Obispado castrense y dedicarme plenamente al apostolado entre los militares. Excelencia, no es un capricho; en medio de esta gente me siento en la felicidad de mi sacerdocio y mi alma goza cuando puede esparcir la palabra de Dios entre ellos. Es algo que siento internamente en mi alma que no puedo definir, que sí me produce una alegría de vivir en mi sacerdocio pleno. Por todo esto es que espero que al regresar de Chipre, donde viví 6 meses de gloria, se me conceda el permiso tan preciado”. Lo saliente fue que Karlic nunca le respondió la misiva, evidentemente porque ya estaba manejando cierta información reservada sobre su accionar con menores en Villaguay, que involucraban no solamente a adolescentes de la parroquia, sino también a soldados voluntarios del batallón de Ejército de dicha localidad.
(Más información en la edición gráfica número 1027 de la revista ANALISIS del 27 de agosto de 2015)
