Por Natalia Buiatti
La familia estaba constituida pero volvió a ensamblarse, creó nuevos lazos y fortaleció los existentes. Cuando Nelly Eckell se casó con el señor Bellamann, los dos eran viudos y comenzaban a rearmar una segunda pareja en sus vidas. Él ya tenía dos hijos varones y una mujer que se llamaba Zulma, todos casados. Transcurrió el primer año de matrimonio entre Nelly y Bellmanny luego llegó Alicia, esa nieta querida y una de las dos protagonistas de esta historia.
Corría el año 1974 y era el segundo embarazo de Zulma. La hija de Bellmann ya tenía un varón de apenas 1 año, pero de esa gestación resultó una mujercita que fue la alegría de todos. La mamá de los nenes era dueña de una farmacia que se ubicaba en la intersección de calles Echagüe e Irigoyen de Paraná. El local hacía una ochava en la esquina y tenía un baño. Allí también estaba la vivienda familiar, donde habitaba la mujer y sus dos pequeños hijos. La casa contaba con un segundo cuarto de baño en planta baja, una cocina comedor y diferentes planos superiores hasta llegar al último piso, donde se encontraba el dormitorio principal.
La vida le dio pocos descansos emocionales a la pequeña Alicia que al cumplir sus 4 años, la muerte ya le había dado un primer golpe: había fallecido su papá. Si hasta ese momento los Albornoz- Bellmanneran unidos, la fatalidad los enlazó aún más. A mitad de la infancia que Alicia transitaba junto a su hermano, la tragedia volvió a inundar sus vidas. Un día, el pequeño que tenía 8 años sintió fuertes dolores en su vientre. Fueron momentos de ansiedad y nerviosismo, los Albornoz- Bellmann deambulaban entre médicos y estudios. Y el diagnóstico fue determinante: cáncer. Seis meses después, su hermanito murió. Pero no hubo tanto tiempo para recomponerse. A Zulma, la mamá de Alicia, le diagnosticaron la misma enfermedad en ese tiempo. La mujer luchó unos siete años y finalmente falleció.
A sus 13, Alicia había perdido a su padre, a su hermano y a su madre. Pero no estaba sola, se fue a vivir con su abuelo de sangre y con Nelly, esa abuela postiza, abuela del amor que se ocupó de ella, que se hizo cargo y la crió como a una hija. La niña era casi una adolescente cuando Nelly la llevó a su primera consulta ginecológica. La nana tomó el recaudo de advertirle a la doctora por la historia genética que acarreaba. Luego llegaron los 15 y tiempo después el abuelo también partió tras sufrir un infarto.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del 30 de julio de 2015)