Por Natalia Buiatti
Atravesaron la puerta de vidrio. Una hoja simple de cristal pesado y oscuro que tiene el nombre “Instituto de Urología de Paraná”. Hay dos escalones y de inmediato una mesa alta, más angosta que larga,que separa a las personas que llegan de esa mujer robusta.La secretaria se desplegaba en diversas actividades al mismo tiempo: atendía a los pacientes que llegaban y formaban una fila, contestaba el teléfono, daba turnos, buscaba, anotaba en cuadernos ajados y respondía preguntas sobre la utilización de obras sociales. El diálogo con ella fue corto y giró en torno de un posible reintegro por la consulta que se estaba pidiendo, ya que se había llegado hasta el lugar sin una orden de atención.La secretaria dijo que a pesar de alcanzarle la orden al día siguiente de concretada la asistencia médica, ahí no reintegrarían el dinero cobrado, es decir, 300 pesos.
—¿Por qué no hacen reintegro?—se le preguntó.
—Porque este es un instituto privado y tienen reglas privadas—respondió a secas.
El diálogo continuó por otro carril; la mujer pidió y anotó los datos personales, le hizo una ficha al paciente. Luego se retomó la conversación sobre el reintegro.
—Si no hay reintegro, la consulta será particular entonces —se le dijo.
—No, esto no es particular, es con obra social. Si fuera particular, el valor sería 400 (pesos).
—Entonces, ¿cómo es cuando se trata de atención particular?
—Particular es cuando no tenés obra social y son 400 (pesos). Y si tenés obra social y no traés la orden (de consulta), es 300 (pesos). Son distintos valores—recalcó la secretaria.
—Claro, pero para la consulta yo no uso la obra social, entonces es particular… —se retrucó.
—No -reiteró la mujer-, él me mostró que tenía obra social, me mostró el carné y yo tengo los datos de la obra social. No es particular esto.
—Pero igual no la está usando, te paga 300 pesos y no usa la obra social (para la consulta)—se insistió.
—Él tiene la obra social, por eso yo me anoté los datos, para que mande todos los estudios y los medicamentos por la obra social —subrayó finalmente.
La conversación no tiene, aparentemente, explicaciones lógicas, pero es real y actual. Las “reglas privadas” no son tales, porque en el caso del Instituto de la Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (IOSPER) la modalidad de reintegro está absolutamente vigente para todas las clínicas, sanatorios y consultorios privados de prestación médica que ostenten trabajar con la entidad del Estado entrerriano que otorga cobertura sanitaria. Sin embargo, en el Instituto de Urología de la capital entrerriana, el único en su tipo por esta zona y que recibe pacientes de toda la provincia, no hay convenio vigente que valga con el IOSPER a la hora de sortear una urgencia y acudir al médico sin la orden emitida de antemano.
(Más información en la edición gráfica número 1023 de ANALISIS del día 25 de junio de 2015)
