D.E.
“Esto lo define (Sergio) Urribarri, por más que diga que todos se pueden presentar a las PASO”. La definición es de un hombre muy cercano al gobernador, quien en las próximas semanas anunciará quiénes serán los integrantes de la fórmula oficialista y por ende se despejarán las dudas en torno al sucesor. Al parecer, el gobernador ya tiene tomada la determinación, pero está esperando definiciones en el plano nacional, ya que las encuestas le dan cada vez más bajo, pese a que desde diciembre a esta parte se ha pasado recorriendo buena parte del país, apostando a acuerdos con referentes de cada provincia y nombrando responsables entrerrianos en diferentes regiones, lo que tuvo su costo económico también. Recibió un aluvión de críticas en las redes sociales, en los medios, como así también de referentes de la oposición. Nadie olvida el bochorno de la playa urribarrista en Mar del Plata, en enero último, con palmeras llevadas especialmente hasta las arenas bonaerenases.
En todo el arco oficialista, nadie duda de que el elegido sea Gustavo Bordet, el intendente de Concordia por dos períodos consecutivos y exministro de Salud de parte de la tercera administración de Jorge Busti. No sólo por ser de “su ciudad”, lo que es un “plus” político trascendente, sino que ello le permitiría avanzar con la candidatura a intendente de su hijo Mauro Urribarri y tener también el aval de su esposa Analía Aguilera, con lo cual se licuaría buena parte del poder de los integrantes de la familia Cresto. Enriquito Cresto tendría que pensar otra alternativa a la comuna concordiense, como también soñaba.
La mujer de Urribarri tiene una fuerte incidencia en las políticas sociales de Concordia, al punto tal de contar prácticamente con una especie de sucursal del Ministerio de Desarrollo Social en esa ciudad, con poder de decisión sobre subsidios, planes y otros gastos provenientes del erario público. Es hermana, además, de Juan Pablo Aguilera, actual responsable de la Casa de Entre Ríos en Capital Federal, y, a su vez, uno de los cajeros de mayor confianza de Urribarri, a la hora de reunir los fondos oficiales y privados para la campaña proselitista.
Según los allegados al gobernador, Bordet -actual presidente de la casi inexistente Liga de Intendentes del PJ- le da además ciertas garantías que no lograría con otros precandidatos: que Urribarri siga siendo “el jefe” político del gobierno sin estar al frente del Poder Ejecutivo (o sea, algo que también le prometieron a Jorge Busti el actual mandatario en el 2007 y Mario Moine en 1991, entre otros); que no se encare ninguna investigación para atrás de hechos irregulares de este gobierno (que no son pocos y por cifras millonarias) y que se respeten nombres y cargos ya consolidados.
La duda que tiene Urribarri es quién acompañará a Bordet en la fórmula. Por un lado aparece la figura de Adán Bahl, el actual ministro de Gobierno, quien viene recorriendo la provincia con pretensiones de ser candidato a gobernador y tuvo un crecimiento en la opinión pública entrerriana a partir de la aplicación de la Ley de Seguridad Vial, que acomodó las irregularidades del tránsito, especialmente en Paraná, Concordia y Concepción del Uruguay. El tema es que, según sus allegados, Bahl se considera alguien “resolutivo y ejecutivo” para cualquier administración y ubicarlo al frente del Senado sería desaprovecharlo. Por eso no se descarta que el propio ministro plantee la posibilidad de no aceptar tal ofrecimiento, siempre y cuando exista y, en todo caso, esperar para ver si la continuidad del oficialismo le abre las puertas para seguir integrando un futuro gabinete.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del 26 de marzo de 1015)
