Álvaro Moreyra
Que se armó para ascender, no hay dudas. Que contó con uno de los presupuestos más altos de la divisional, tampoco. Que tuvo en sus filas a futbolistas importantes en la categoría, quizás el plantel más rico desde que juega en la divisional, menos.
¿Entonces, qué pasó en Patronato? El entrenador, Marcelo Fuentes, jamás le encontró la vuelta al equipo. Armó un rico plantel, a su gusto y paladar, pero no supo sacarle el jugo; tampoco transmitió confianza desde afuera y a la hora de declarar se dedicó a justificarse más que hacerse cargo, además de pelearse con la prensa.
Ojo, desde adentro, tampoco hubo respuestas, salvo honrosas excepciones, sobre todo aquellos que vienen formando parte del Rojinegro desde que ascendió desde el viejo Torneo Argentino B, allá por 2008.
Lo cierto es que el viernes pasado terminó la más pobre campaña del Santo desde que milita en la divisional y fue de la peor manera, porque perdió ante los pocos hinchas que fueron al Grella a alentar frente al campeón del certamen, Unión de Santa Fe. Allí no hizo más que extender un poco más la agonía, pues mostró los mismos problemas que a lo largo de las 22 fechas que duró el Torneo de Transición.
Después hubo poco mea culpa, solamente algunas voces que pidieron disculpas entre los futbolistas, el propio técnico y el presidente de la institución, José Gómez. Aunque, sabido es, solamente con pedir disculpas no alcanza, sino que hay que hacer una verdadera autocrítica para compensar un poco la excelente oportunidad que se dejó pasar y que impedirá ver el año próximo a River, Boca, San Lorenzo, Independiente y Racing, entre otros, porque sin dudas que una chance igual no existirá más.