Silvio Méndez
La brutal muerte de Priscila Hartman ocurrida la semana pasada, volvió a colocar en un primer plano la profunda problemática de la violencia de género y los femicidios en la provincia. El asesinato de la joven de 22 años por quien se presume era su novio, Facundo Bressán de 19, puso nuevamente de relieve que la persistencia de este tipo de hechos extremos forman parte de prácticas cotidianas de agresión a las mujeres y que muchas veces son naturalizados.
Aún con legislación que ampara a las víctimas, programas y acciones de concientización para prevenir y erradicar estas conductas, pareciera que el espanto gana a las salidas colectivas efectivas, hasta que todo se aplaca y vuelve a reproducirse la tranquila ferocidad de lo cotidiano.
Desde marzo de 2009, Argentina cuenta con la Ley N° 26.485 sobre Violencia de Género. Su nombre completo es de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.
Desde 2011 la asociación Red de Alerta lleva estadísticas de los femicidios perpetrados en la provincia. Nueve en 2011; otros nueve en 2012; 11 en 2013, más dos relacionados por el vínculo; y nueve con el de Priscila en lo que va de 2014, contando uno más por el vínculo al chiquito de Concordia que el 30 de septiembre fue asesinado por su padre como represalia a su madre y ex pareja.
(más información en la edición gráfica número 1012 de la revista ANALISIS del jueves 30 de octubre de 2014)