Daniel Enz
En el oficialismo entrerriano hay una mezcla de sensaciones. Van entre cierta euforia -que se dio, fundamentalmente, tras la contratación del asesor brasileño Eduardo Duda Mendoça- y el margen que aparece entre el escepticismo y la derrota. Funcionarios de la primera, segunda y tercera línea del gobierno provincial se enteran por los diarios de los movimientos de su gobernador Sergio Urribarri, en su recorrida por el país, en la búsqueda de transformarse candidato presidencial K o sobre algunas apariciones esporádicas –aunque en las últimas semanas con algo más de frecuencia-, por el territorio entrerriano. Sucede que Urribarri cerró como nunca su círculo. Hay un primer sector, que es donde se definen las cuestiones de campaña y las del gobierno. Allí están su esposa, Analía Aguilera -una especie de ministro de Acción Social sin cartera, absolutamente en las sombras en su Concordia natal, pero con un manejo millonario de subsidios nunca visto-; el hijo de ambos, Mauro Urribarri (secretario del Senado entrerriano y con intenciones de ser intendente de la capital del citrus) y Juan Pablo Aguilera, hermano de la cónyuge del mandatario, actual director de la Casa de Entre Ríos y considerado “el cajero” de campaña.
A los tres solamente se suman dos personas del gobierno: el jefe de Gabinete, Hugo Ballay y el fiscal de Estado, Julio Rodríguez Signes. Los acuerdos, las decisiones y los negocios pasan por estas personas y, solamente en algunas circunstancias, puede sumarse a la consulta al ministro de Gobierno, Adán Bahl, en quien está delegada buena parte de la responsabilidad de esta administración urribarrista y debe llevar, junto a Diego Valiero, los avatares diarios de la gestión.
Un escalón más abajo aparecen quienes integran el comité de campaña de Urribarri: el ex militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), Miguel "Mono" Altamirano –con una vasta experiencia en el Grupo Uno Medios, liderado por José Luis Manzano y Daniel Vila-; el ministro de Comunicación y Cultura, Pedro Ángel Báez; el funcionario Sergio Gómez; el publicista con permanentes negocios con el Estado, Ignacio Rosario La Barba y el joven militante twittero Sebastián Lorenzo, hijo de la ex diputada nacional bustista, Delma Bertellotti y también integrante del staff de Cultura.
Urribarri y su séquito están convencidos de poder sortear las elecciones PASO, más aún con el asesoramiento de campaña del brasileño, quien se llevará unos 3 millones de dólares por su tarea. Buena parte de los dineros de la campaña lo lleva adelante Juampi Aguilera, considerado uno de los hombres de mayor confianza de Urribarri para esa tarea. Los más entendidos indican que entre 12 y 15 millones de pesos, mensuales, provendrían de diferentes lugares del Estado provincial y en particular de la Legislatura entrerriana, que siempre ha oficiado de caja negra sin fin para estas instancias. Pero a ello hay que sumarle el aporte de los gremios nacionales y el de algunos empresarios, relacionados a negocios con el Estado provincial, como así también “ciertos aportes” que se pueden generar desde el Ministerio de Planificación de la Nación, conducido por Julio De Vido. El constructor de Cristina Fernández es el único funcionario nacional que acompaña de modo incondicional a Urribarri, en su periplo por las diferentes provincias del país y, de hecho, quien lo ha acompañado en varios actos en la provincia de Buenos Aires. En menor medida, también lo apoya el ministro de Trabajo, Carlos Alfonso Tomada.
(Más información en la edición gráfica número 1010 de ANALISIS del jueves 25 de septiembre de 2014)
