Silvio Méndez
Los casos sobre feroces ataques de perros de gran porte a sus amos, familiares o vecinos, ha comenzado a ser una constante que últimamente renueva cada tanto los titulares noticiosos. Pero la conmoción de los hechos de sangre, algunos de ellos mortales, no ha logrado conmover aún la fibra precisa para que se encare una solución colectiva efectiva y deje de ser un comentario escandalizado de comadres en la vereda.
En rigor, desde el 30 de mayo de 2011, rige en la provincia la ley nº 10.029 de Tenencia Responsable de Perros Potencialmente Peligrosos que prescribe una serie de medidas regulatorias y de seguridad. Incluso desde antes, la ordenanza municipal nº 8.678 de agosto de 2007, que ordena la tenencia de mascotas en la ciudad, contiene apartados específicos sobre cómo se debe hacer con este tipo de animales.
Y ninguna de las dos normativas se cumple.
