Daniel Tirso Fiorotto
(Especial para ANÁLISIS)
En la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), los gremialistas opositores a la actual conducción le reprochan a Miguel Pelandino su estrecho alineamiento con la patronal. Le recuerdan la ausencia de una política autónoma desde que en diciembre de 2007 la administración provincial derogó el artículo del Régimen Jurídico Básico que establecía paritarias, discusión colectiva de salarios, y sostienen que más allá de discursos, al final del mandato del gobernador Sergio Urribarri la connivencia de los jefes gremiales con el gobierno ya es inocultable. De paso, acusan a Pelandino de ser el único jefe que sancionó a trabajadores, vía congresos truchos, “por ser opositores a su lista”.
Afirman que el salario de los trabajadores entrerrianos está cien pesos por debajo del mínimo garantizado por la Nación de 2.300 pesos, que ya consideran mezquino ante la inflación. De hecho, existe la convicción de que los salarios de las provincias vecinas son todos mejores que en Entre Ríos.
Le reprochan la decisión de quitar respaldo gremial a las luchas de los empleados de varios organismos del Estado, y de aislar a los grupos que muestran actitud de lucha, y le adjudican la responsabilidad de haber desmantelado los órganos de conducción del gremio. “Desde julio pasado no tenemos una reunión del cuerpo de delegados”, aseguran.
Además denuncian que la provincia ha aumentado de forma irracional los contratos de obra y servicio, sin que esto genere posiciones firmes dentro de la Comisión Directiva que conduce Pelandino, en defensa del trabajo y la estabilidad.
Pero desde el principio, señalan, la conducción de Pelandino se pegó al poder patronal, y apuntan que la propia ATE había convocado a una intersindical, y cuando los distintos gremios empezaron a reunirse para reclamar salarios y otros asuntos laborales, esta Comisión Directiva desarmó la intersindical.
Sin embargo, no ven esta actitud (que dista de la historia de luchas de ATE) como consecuencia de una decisión personal de un Pelandino urribarrista sino como una política que alcanza a la provincia y al país y a los más diversos sectores.
Docentes en la mira
En la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER), las posiciones de la conducción provincial y de la departamental Paraná fueron las más combativas durante la gestión Urribarri. Eso separó a este gremio de ATE, su antigua aliada.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)