C.R.

El operativo se repite cada 15 días. Los empleados pasan por ventanilla, algunos por cajero, y retiran el dinero. Salen y afuera los espera el enviado. Entregan en dinero, se saludan y a otra cosa.

El que espera afuera, dicen los denunciantes, es un enviado del sindicato municipal que cobra en nombre de la entidad gremial a cambio de mantener el contrato.

Desde hace ya varios años, el Sindicato Unión Obreros y Empleados Municipales (Suoyem) se ha convertido en una especie de bolsa de trabajo; el factor decisivo para ingresar a trabajar en el ámbito de la Municipalidad de Paraná, al tiempo que constituye la plataforma de respaldo político de determinadas gestiones que, para el caso, ha permitido a su principal referente, Hugo Vázquez, conseguir una banca en la Cámara de Diputados de la provincia.

Cuando el ex intendente Julio Solanas, actual candidato a diputado nacional, hizo los nombramientos de decenas de jefaturas insólitas, lo hizo jaqueado por la erosión que le produjo el sindicato a su gestión. Hay que recordar las permanentes manifestaciones con camiones cargados de basura que se hacían frente al palacio municipal. Solanas intentó resistir pero hacia el final de la gestión terminó haciendo nombramientos que fueron noticias de diarios porteños, que sorprendían que hayan sido creado cargos tan insólitos como jefe de pañol o jefe de mástil.

Las prácticas del apriete continúan funcionando aceitadamente para el Suoyem. Un empleado municipal denunció ante ANÁLISIS, que naturalmente pidió no ser identificado ni siquiera del área donde trabaja, que cada quincena debe presentarse a cobrar lo que le otorgan de adicionales y entregarlo a la entidad sindical. “Qué hacen con ese dinero, no sé; vos imaginate”, le dijo al cronista de este semanario.
Hay personal de Tránsito y Transporte, tanto como de Alumbrado que denunciaron situaciones similares, pero nadie toma cartas en el asunto.

No son pocas las denuncias que se han formulado formalmente o algunas en los medios de comunicación, pero los resultados son dolorosos para los que hablan. Por eso, en términos generales, en la comuna reina el silencio.

Otra fuente confirmó que se pagan beneficios adicionales a personas con cargos, lo que colisiona con la normativa vigente. Es lo que le llaman módulos y que terminan sumando horas extras imposibles de ser cumplidas. Pusieron el ejemplo de que hay pagos de horas extras por 22 horas diarias.

Sin reacción

La situación del cobro fue denunciada en la Justicia por un empleado, precisamente de Alumbrado, pero el caso fue archivado, según pudo establecer ANÁLISIS.

El empleado sufrió una seguidilla de amenazas de muerte y narró las dificultades que tuvo para desarrollar su trabajo y su vida cotidiana. Cuenta que había días en que tomaba un colectivo para volver a su trabajo y debía seguir de largo por veían que lo esperaban en la esquina de su casa.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)