Hugo Remedi
Habrá que ver con qué tono de virulencia termina la campaña electoral en Paraná, tras el lanzamiento de Blanca Osuna como candidata a intendenta por el peronismo oficial. Por lo pronto se podría ironizar con que empezó a zapatear con “liviandad” la actual senadora nacional kirchnerista al acusar de mentiroso al actual intendente de Paraná, José Carlos Halle, cuando aún no había terminado de ponerse el vestido de candidata. Pese a que le faltó aclarar el porqué de la inculpación.
Los primeros pasos ya están dejando a la vista el patrón genético de lo que se viene entre peronistas.
Primero, Blanca Osuna ha decidido dejar atrás aquella mujer de sonrisa permanente como muestra de su impronta clásica y candorosa y el trabajado trato cálido que ofrecía a sus interlocutores de circunstancia. Ahora, en cambio, parece en camino a transformarse en una mujer con mayor determinación, pétrea, repleta de convicciones kirchneristas y dispuesta, en consecuencia, a mostrar una fortaleza interior que le permita subsanar, acaso, el prejuicio preexistente de que, porque es mujer, la van a pasar por encima, o que esa misma condición le estaría restando méritos para ser una candidata potable.
Quizás la mimetización con la forma prusiana de moverse de la Presidenta Cristina y el hecho de trajinar los pasillos de un escenario casi de hombres como es el Congreso Nacional la hayan alentado a conformar el nuevo perfil más acorde a las circunstancias; en realidad, uno mucho más combativo y que de hecho el marketing K impulsa como inconfundible en términos de guerra: amigo o enemigo.
Este encuentro, de octubre que viene, es el primer mano a mano que va a tener Blanca Osuna en su carrera política. Antes había sido diputada nacional de 2001 a 2005 en la lista que encabezó Julio Solanas y reelecta en el 2005 en la nómina que precisamente lideró ella y que acompañaban Raúl Solanas y José Lauritto, en ese orden. En la elección del 2007 fue elegida senadora nacional, siempre hasta allí de la mano de Jorge Busti.
Luego vino el divorcio político: Blanca se quedó con los Kirchner y Urribarri; y Busti, en tanto, pegó el portazo.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
