El fraude que no se quiere ver

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920
Cómo fue el vaciamiento millonario de la Herencia Reggiardo y por qué nadie se hace responsable

 

Por Daniel Enz

(de ANALISIS)

La herencia del hacendado José Alberto Reggiardo -fallecido en 1998- ya puede ser considerada una de las más vergonzosas en la historia judicial en Entre Ríos. El único heredero aún no terminó de acceder definitivamente a los bienes, pese a los fallos judiciales y a todos los estudios que demostraron, desde el 2002, que es el único heredero.  Mientras tanto, desaparecieron más de 5700 cabezas de ganado, hay lugares que prácticamente fueron arrasados y varios de los abogados intervinientes exigen a la herencia cifras millonarias por honorarios. También hubo quienes se quedaron con uno de los campos en Hasenkamp y nunca pagaron los más de 400 mil dólares adeudados. El principal responsable del vaciamiento, el condenado Walter Martínez, es un preso vip en la cárcel de Gualeguay. Hasta hace poco tiempo siguió manejando varios de los bienes, tiene cuentas millonarias en el exterior que eran de Reggiardo y es atendido a cuerpo de rey en la unidad penal. Dispone de custodia personal, aire acondicionado y tv en su “celda”; tiene acceso a internet y a celulares, nunca come la comida de la cárcel y se transformó en el asesor legal de presos y penitenciarios.

En el escenario, es como que muchos siguen aún sonriendo y disfrutando de la perversidad del sistema, en el que cómplices e hipócritas se dan la mano. En él deambulan abogados, negociantes, funcionarios judiciales, inescrupulosos personajes que pueden o no estar en una cárcel, que se dan la mano cuantas veces sea necesario para continuar con el plan. Algo así sería la síntesis de lo que ocurrió y sigue pasando en torno a la millonaria herencia del hacendado José Alberto Reggiardo, fallecido en julio de 1998, después de caer en su helicóptero y morir a los pocos días en un instituto del quemado de Córdoba, hasta donde había sido trasladado. El plan fue ver de qué manera, cada uno, se iba quedando con una tajada de la herencia de más de 50 millones de dólares dejada por Reggiardo, dueño de campos, propiedades, cuentas y acciones en el exterior.

La muerte de Reggiardo dejó al descubierto serie de pasiones por la fortuna. El hacendado y empresario victoriense disponía de cuatro campos (dos en Victoria, uno cerca de Cerrito y otro en proximidades del Distrito María Grande Segunda, cerca de Hasenkamp); cerca de 6.000 cabezas de ganado; una residencia fastuosa en Capital Federal -con muebles históricos y pinturas valuadas en ciento de miles de dólares- y cuentas millonarias en el exterior, como así también acciones en algunas empresas extranjeras, aún no determinadas, tal como lo revelara ANALISIS el año pasado. Por lo primero, se hizo una valuación que rondaba los 30 millones de dólares; en el exterior, se entiende que dispondría de no menos de 20 millones de dólares.

El plan

El responsable de buena parte del vaciamiento de la herencia tiene nombre y apellido: Walter Martínez, un inescrupuloso personaje de la abogacía entrerriana, oriundo de Nogoyá, quien pergeñó un plan maquiavélico para inventar una heredera y lograr que un juez de Victoria -como ocurriera con el ahora camarista Raúl A. Del Valle- le otorgara dicho beneficio, sin mayores pruebas, a María Angélica Godoy, una humilde maestra, que en la actualidad purga pena de reclusión en la Unidad Penal de Mujeres de Paraná, después del fallo condenatorio de la Cámara Penal de Gualeguay, en marzo de 2008. Claro que Del Valle nunca se hizo cargo del “error” cometido; tampoco nadie se lo reclamó, ni desde la Asociación de Magistrados y Funcionarios Judiciales, ni del Colegio de Abogados de Entre Ríos. Tampoco hubo legislador alguno que pidiera un jury de Enjuiciamiento por la “torpeza” de Del Valle, que encima fue premiado como camarista, cuando en realidad, por la torpeza cometida no se merecía otra cosa que la destitución del cargo. Por el daño provocado y por legalizar un desvío millonario, como parte de una operación de vaciamiento, cuyo método no era desconocido en la zona de Nogoyá y Victoria, porque historias similares, de alguna manera, ya habían sucedido, en años anteriores, con herencias tales como Quadri o Riera. Pero todos miraron para otro lado.

Martínez se sentó sobre la administración de los campos y bienes y se transformó en nuevo millonario de la provincia. De las 6.000 cabezas de ganado que existían, desaparecieron exactamente 5.770. A esta fecha, podría ser el equivalente a más de 17.300.000 de pesos o una cifra superior a los 4 millones de dólares. Pero hay que recordar que Martínez logró el beneficio para la “maestra heredera” a principios de 2000, cuando aún estaba el uno a uno con el dólar. ¿Algún fiscal se ocupó de iniciarle una causa a Martínez por el desvío de bienes, después que se comprobó, en el 2008, que era el principal responsable de un ardid para quedarse con la fortuna de Reggiardo? Nadie hizo nada.

Pero no fue lo único. Martínez, como representante legal de la falsa heredera Godoy, no tuvo problemas en vender las 1.000 hectáreas del campo que tenía Reggiardo en proximidades de Hasenkamp, valuado en 450 mil dólares, tal como consta en el boleto de compraventa del 26 de mayo de 2000. La operación se hizo con tres personas: Edelmiro Podversich, Rodolfo Antonio Estebenet y Agustín Enrique Federik, asesorados en lo notarial por el escribano Víctor Benito Badano, siempre vinculado a los negocios del poder político y empresario de Paraná y alrededores. Los dos primeros son productores de Hasenkamp, dedicados a la cría de ganado bovino, la producción de leche y cultivo de cereales; identificados con la lucha del campo durante el conflicto por la resolución 125 y simpatizantes de la UCR en Paraná Campaña. El segundo, conocido abogado del foro local, es el actual presidente del Comité Capital de la UCR de Paraná, ex titular del Club Estudiantes y actualmente colabora en la parte de mutualismo y cooperativas de la campaña de Atilio Benedetti para la Gobernación de Entre Ríos.

La cuestión es que únicamente entregaron 40 mil dólares y jamás abonaron los 410.000 dólares restantes, pese a que se estaba en el sistema del uno a uno. No obstante, en el juicio contra Martínez, Godoy y el escribano Luis Galli, de Gualeguaychú, dijeron que fueron sorprendidos en “la buena fe” de parte de los vendedores y quedaron como “víctimas” de la situación. La realidad es que la abultada diferencia económica nunca fue solucionada y en mayo se cumplirán once años que los tres productores explotan el campo, sin escritura alguna, con la consecuente utilidad económica que ello les generó. Obviamente, se entiende que tales tierras, en la actualidad, valen mucho más que en el 2000. Habrá que ver si devuelven el campo o bien negocian con el heredero reconocido, Mario Reggiardo Calderón, cuando éste se haga cargo de la administración de los bienes que le corresponden.

Otros negocios

Pero los negocios llegaron también a otros rincones. Por un lado, habrá que ver qué actitud adoptan abogados y magistrados, en torno a lo denunciado por ANALISIS el año pasado, sobre las cuentas en el exterior que tenía Reggiardo y quedaron a nombre de una mujer allegada a Walter Martínez (ver recuadro aparte). Hay que recordar que son más de 20 millones de dólares, ingresados por Uruguay, pero con cuentas tanto en el vecino país, como en Suiza e Islas Caimán. De hecho, en el último juicio -en el que Martínez fuera condenado a prisión por cuatro años y medio-, a la hora de declarar la joven Godoy, quedó claro que se había tenido acceso a fotocopias de comprobantes de algunas de las cuentas en el Uruguay, en especial en el Banco Pan de Azúcar de Montevideo. “Papá me dejó esto de regalo para que se lo cuide”, dijo al declarar la maestra, entregando incluso el comprobante, como para querer demostrar una relación que nunca existió. Los magistrados siempre concluyeron que ello era una parte de los papeles de Reggiardo a los que había accedido Martínez al revisar todas las pertenencias del hacendado en las estancias, donde tenía oculta alguna documentación en sus cajas fuertes.

Las dos estancias principales, San Carlos (Victoria) y El Cerro (Cerrito) disponían de muebles antiguos en cada rincón, de alto costo económico, porque eran históricos y comprados en Buenos Aires, tal como le gustaba a Reggiardo, en eso de rodearse de exquisiteces y cosas excéntricas. No tenía casualmente, en sus galpones de las estancias, dos automóviles Cádillac; uno utilizado por el general Juan Domingo Perón, en una de sus presidencias y el otro, usado por Arturo Frondizi al asumir o contar con una de las lanchas del desembarco de Normandía. Casi todos los muebles desaparecieron; los Cádillac aún están, aunque solamente uno de ellos está en condiciones.

Una situación similar sucedió con la casona de dos pisos, de calle Paraguay al 2400, en Capital Federal. Allí también había muebles antiguos y numerosos cuadros de artistas plásticos reconocidos a nivel mundial, que había pasado a ser otro de los hobby de Reggiardo, en su amplio periplo por el mundo. “Muchos de esos cuadros estaban valuados en cientos de miles de dólares”, indicó una fuente cercana a la causa. Casi todo desapareció e incluso luego fue intrusado por un total de 41 personas, que tuvieron que ser desalojadas a posteriori. Al abogado que llevó adelante el desalojo hubo que pagarle más de 100 mil dólares en concepto de honorarios.

La palabra honorarios aparece recurrentemente en los diferentes expedientes. En la actualidad, está a definición de la justicia el planteo de varios abogados, denominados colaterales -porque no tuvieron una participación primaria en las causas-, exigiendo el pago de 2.500.000 pesos en concepto de honorarios. Se trata de los letrados Carlos Moro; Jorge Acinelli, Oscar  Firpo, Claudia Palmero y Silvia Chuglar –todos de Victoria-; Carlos Crotti, de Capital Federal y del ex diputado provincial socialista, Santiago Reggiardo, primo del hacendado desaparecido. Quienes asesoran legalmente a Mario Reggiardo Calderón entienden que la sucesión no tiene por qué pagar tales honorarios, pero también saben que muchos de los abogados de la causa siempre movieron resortes y tráficos de influencia en los diferentes estratos judiciales. No fue casual que en su momento aparezca estampada la firma del ex vocal del Superior Tribunal de Justicia (STJ), Juan José Papetti –a poco de lograr la jubilación-, patrocinando un incidente de pronto pago o que uno de los condenados acudiera, en su momento, al estudio del actual ministro de Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni –por lo cual se excusó luego, siendo juez- o al buffete del ex canciller Rafael Bielsa. Hay demasiado dinero en juego y muchos quieren ser parte de ese juego, sobre los restos de Reggiardo, por más que se haya demostrado que existió un fraude millonario que marcará a fuego a la oscura historia judicial de Entre Ríos.

 

Dineros ocultos  (recuadro)

El año pasado, este semanario denunció que el abogado nogoyaense Walter Martínez tendría depositado en Suiza cerca de 20 millones de dólares, que pertenecieran al hacendado José Alberto Reggiardo. Los fondos en el exterior nunca fueron investigados en ámbitos judiciales y comenzaron a girarse desde Montevideo a partir de 2001, a través del Merrill Lynch Bank, de origen suizo, pero ahora en manos estadounidenses. Depositó fondos en Suiza y Uruguay, pero en el 2008 optó por registrarlas a nombre de una persona allegada a su familia, que reside en Entre Ríos, a través de un poder que se confeccionó en una cuestionada escribanía de Nogoyá. Entre 2001 y 2008 viajó prácticamente una vez cada dos meses al Uruguay, pero ni magistrados ni sabuesos fiscales siguieron sus pasos.

El hábil e inescrupuloso letrado nogoyaense contrató investigadores privados extranjeros para determinar, fehacientemente, dónde se encontraban las cuentas de Reggiardo en el exterior y, según se indicó, se ubicaron no menos de 15 millones de dólares, aunque otros señalan que la cifra sería superior. “Esos 15 millones los retiró de un banco y los envió directamente a una cuenta de él generada en el Merrill Lynch Bank SA, de origen suizo”, indicó una fuente conocedora de los movimientos. La operación la habría realizado directamente en la oficina de representación de Montevideo (Uruguay) y a través de los poderes otorgados por la justicia, como administrador. Entre 2001 y fines de 2008 -poco antes de empezar a cumplir la condena impuesta por la Cámara del Crimen de Gualeguay- viajó por lo menos una vez por mes a la República Oriental del Uruguay.

Transitó por todos los puestos fronterizos que unen Entre Ríos con el vecino país. La mayoría de las veces lo hizo por el paso Gualeguaychú-Fray Bentos, hasta que el corte de ruta de Arroyo Verde, decidido por la Asamblea Ambiental y Ciudadana, en contra del avance de la pastera Botnia, lo derivó para otro paso fronterizo, como el de Colón-Paysandú. En uno de esos viajes “llevó dos valijas repletas de dólares que nadie controló ni vio en la Aduana” –se acotó-, que eran el resultado de la venta de miles de cabezas de hacienda y otras operaciones con los campos de Reggiardo. “Eran más de 5 millones de dólares”, se apuntó. En el Merrill Lynch Bank siempre lo atendía una mujer, que era la encargada de Cuentas de Martínez. La señora se jubiló en el 2008 y se terminó radicando en Miami.

Ahora quizás exista una presentación ante la justicia y se inicie, como corresponde, una investigación para tratar de determinar dónde están esos fondos y ver la forma de recuperarlos, tal como corresponde.

 

Privilegios de preso (recuadro)

Aunque suene vergonzoso, el preso Walter Martínez maneja la conducción penitenciaria de la cárcel de Gualeguay a su antojo. Quizás cuando salga esta nota todo se arme rápidamente para dejarlo como un preso más y así evitar cualquier sanción disciplinaria. ANALISIS hace más de 6 meses que viene investigando la vida del condenado a prisión por intentar quedarse con la herencia de José Alberto Reggiardo. En todo ese tiempo, varios ex detenidos e incluso integrantes de la Unidad Penal de Gualeguay confirmaron los privilegios en los que se encuentra Martínez, previo pago mensual por izquierda a quienes conducen la cárcel. Un detalle, en base a lo indagado, indica lo siguiente:

--Hasta hace escasas semanas, Martínez tenía una celda especial donde dispone de: placard, televisor, heladera, teléfono, dvd y hasta recibe el diario todos los días al igual que la comida que se le traen diariamente en bandejas cerradas. Hay quienes sostienen que nunca probó la comida de la cárcel.

--Está en una celda solo, aunque hay quienes sostienen que ahora se le anexaron otros dos reclusos. Nunca estuvo con el resto de los detenidos.

--Al principio, donde él se ecuentra, era un lugar para religiosos pero lo adaptaron. Sigue siendo para religiosos pero en la planilla de entrada figura el nombre de él, aparece Walter Martínez. Está ubicado a escasos metros de la guardia.

--En los últimos años Martínez recibía a gente que llegaba de Buenos Aires, que le traía datos y que por lo general hasta le dejó de regalo alguna notebook. Incluso, desde la celda, seguía ejerciendo la profesión de abogado, tanto para presos o penitenciarios de la mencionada cárcel o bien para gente de afuera.

--Quien más lo visita (además de gente de Paraná que llega también) es su hijo Walter –con quien hablaba mucho por teléfono-, como así también una chica de 17 años, que como era menor y no podía entrar, en su carácter de abogado le hizo un permiso que los firmaron los padres de la joven –oriunda de Nogoyá- y por eso podía realizar hasta las visitas íntimas. Venía en una camioneta 4x4. Algunos testigos indicaron que la joven llegó a estar hasta más de un día con él. O sea, no venía por espacio de horas, como está establecido, sino que “a veces pasaba 24, 48 y hasta 72 horas allí, como si fuera un hotel”.

--Las requisas a él no se las hacían. A veces le revisaban la celda, pero jamás lo pusieron desnudo igual que a todos para requisarlo. Esto generó algún malestar entre los internos, por la desigualdad que existe, lo que llevó a que por lo menos tres presos, en forma casi permanente, hagan de custodio de Martínez, pago mediante.

Aportes periodísticos

--Juan Gasparini, desde Berna (Suiza).

--Fabián Werner, desde Montevideo (Uruguay).

 

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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