Silvio Méndez
Hasta hace pocos años parecía ser un fenómeno casi bonaerense, o circunscripto a sectores de altos ingresos de las grandes ciudades argentinas, que incluía a aquellos que pretendían escapar hacia un lugar que les brinde “seguridad”, tranquilidad y resguardo. Pero lo cierto es que la tendencia de los barrios privados se fue extendiendo a tal punto que hoy en Paraná, son al menos cinco los proyectos que se pueden encuadrar bajo estas características. Si bien la denominación usualmente puede variar (club de campo, country, barrio cerrado), el punto en común es que se presentan como espacios exclusivos para habitar o convivir, con servicios particulares y en sitios inigualables en cuanto al paisaje, con vista o acceso al río y enormes verdes.
Con algunas variantes en cuanto a su presentación para el negocio inmobiliario, se reconocen como tales Las Colinas –en zona del Paracao, al sur-, Amarras del Sol –sobre la costa, en lo que fuera playa Los Arenales-, Santa Cándida –en Lomas del Brete-, Puerto Urquiza –sobre los terrenos de la ex cementera en Bajada Grande- y Puerto Barrancas –a metros de la Toma Vieja-.
La cantidad de propuestas no deja de llamar poderosamente la atención, así como su vertiginosa expansión. Tan es así que recién en la última reforma del Código Urbano de Paraná (mediante la ordenanza Nº 8.563) del año 2006 se contempla de algún modo este tipo de obras. De todas formas, la normativa que ordena “el espacio, las construcciones y los usos en la ciudad”, inscribe estos emprendimientos bajo dos categorías: proyectos urbanísticos residenciales y clubes de campo.
Según se lee en la legislación, los primeros definen “un área territorial de extensión limitada que no conforma un núcleo urbano” y se caracterizan por una “superficie máxima 5 (cinco) hectáreas”, con un sector de “áreas ‘comunes’ de esparcimiento, entendiéndose como tal a sectores deportivos, sociales, culturales y recreación, en pleno contacto con la naturaleza” y otro espacio “destinado a áreas parceladas para la construcción de viviendas unifamiliares de uso permanente o transitorio”, que se podrá fraccionar en lotes de dimensiones con un mínimo de 15 metros de frente y una superficie de 450 metros cuadrados.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
