A. M.
Desde un primer momento la cita ecuménica despertó la efervescencia del público de cada una de las ciudades donde se jugó, más en la Capital de la Avicultura, que albergó miles y miles de espectadores todas las noches. Mucho tiene que ver con esto que en la cancha del Cervecero jugó el dueño de casa e hizo delirar a los hinchas.
Argentina, dirigida por el paranaense Marcelo Hereñú, hizo un gran campeonato. En su segunda incursión en la especialidad, se subió al podio. Fue medalla de plata, porque en la final le tocó toparse con el gran candidato y último campeón mundial, Uzbekistán, que dio cuenta de La Albiceleste al superarlo por 3 a 1.
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