Claudio Cañete
El niño blanco de lejos se asemeja a un cuaderno. Cuando se lo toma con las manos resulta ser un libro de piel sensible, muy lisa. La foto de tapa interpela al futuro lector, que se encontrará con tres libros en uno: el primero es una serie de relatos cronológicamente ordenados, de tono costumbrista, de una prosa impecable y cristalina, sin artilugios barrocos y sin opacos vicios de estructuras solemnes. Al parecer, su autor, Luis César Bourband, maneja una técnica de escritura tan pulida como las imágenes que crea desde el dibujo, la pintura y el grabado.
El segundo libro es un poemario –poemíos, dice el autor- que cierra el volumen, donde hay versos de mucha contundencia que patentizan imágenes y pensamientos de fuerza y espíritu. El tercer libro… está intercalado entre los escritos: son las reproducciones de sus obras en los colores originales, una colección para privilegiados que recorre desde su primer garabato de la niñez hasta aquellos dibujos, pasteles, serigrafías, tintas, reproducciones de afiches. Todos estos condimentos visuales unificados por la estética de la evocación. Mientras prepara su charla taller del próximo sábado en Rosario del Tala, mientras ultima detalles para la muestra del próximo jueves 21, a las 20, en el Museo Provincial de Bellas Artes, Bourband dialoga con ANALISIS, profundizando los detalles de una trayectoria llena de colores y formas.
Nació en Colón el 14 de marzo de 1942. Es suizo valesano por descendencia, dibujante desde que tiene memoria y grabador desde su juventud. Definido como un hacedor, ha sido cantante, publicista, locutor, diseñador gráfico, representante de artistas, albañil, impresor serigráfico. En la administración pública se ha desempeñado en Ceremonial y Protocolo, entre otras tareas, y se dedica a la escritura en forma amateur.
En la actividad artística ha sido seleccionado en innumerables salones nacionales e internacionales, donde obtuvo menciones y premios. Entre ellos se destacan el Primer Premio del Salón de Artistas Plásticos de Entre Ríos (2006) y el Primer Premio de Grabado en el Salón Anual de Entre Ríos (2002). Expuso su obra en Estados Unidos, Suiza, Rumania, Yugoslavia, España, México, Alemania, Italia y Francia. Vivió en Concepción del Uruguay, Buenos Aires y finalmente reside desde hace años en Paraná.
El niño blanco es su primer libro. Cuando se editó, además de su círculo íntimo, mucha gente del ámbito cultural se alegró con el libro de Bourband porque entendía que era el corolario de una intensa trayectoria forjada en distintos rubros del arte. Y que estaba faltando precisamente aquel registro de sus habilidades literarias que, aunque conocidas, no habían trascendido en una publicación. El resultado no podía ser más que óptimo, un nuevo logro personal que también trajo una serie de relatos de tono costumbrista y un poemario, que reflejan la esencia del pensamiento de Bourband, como un testigo de distintas urbanidades y como un creativo de obra prolífica.
-¿A qué le atribuye ese espíritu innato de hacedor y trotamundos que lo caracteriza?
-Creo que a mi niñez feliz y a unos padres maravillosos. Cuando uno ha vivido tantos años, le han pasado tantas cosas y ha vivido tantos momentos felices y de los otros, puede darse permiso para responder esta pregunta con algunas consideraciones previas. Pues, aunque mi nieta María me diga que soy un hacedor, creo en verdad que me gusta hacer de todo porque disfruto trabajando. Y lo de trotamundo lo tomo en el sentido de que me gusta viajar y conocer otras culturas, cosa que hemos podido concretar con mi esposa desde no hace mucho tiempo, afortunadamente.
(Más información en la edición gráfica de ANÁLISIS de esta semana)
