Hugo Remedi
El tema no hubiera pasado de ser una mera especulación sino fuese por lo que salió a declarar días atrás el intendente de Chajarí, Juan Javier García (junto a Faustino Schiavoni quizás los principales operadores mediáticos del urribarrismo) en el sentido de unificar las elecciones provinciales con las nacionales.
Así fue que mientras todo el urribarrismo ponía proa y se encolumnaba detrás del objetivo “marzo 2011”, JJ salió a decir que a él no le disgusta la idea de hacer las elecciones provinciales que vienen en la misma sintonía que las nacionales.
Si sorpresiva fue la declaración de JJ, mucho más lo fue la ausencia de rebotes a esas manifestaciones de parte del resto de la infantería urribarrista que, unánimemente, se llamó a silencio en tal sentido.
Por esa razón, quedó bastante claro que la idea original dejó de ser un decisión unívoca rumbo a marzo de 2011, tal como venían pronosticando las fuerzas del oficialismo. Y a partir de lo que supone fue una sugerencia de los altos mandos nacionales, comenzó entonces el operativo revisión de la estrategia puesta en marcha de cara a las elecciones de 2011.
Mal negocio
Curiosamente, uno podría analizar y concluir que a la escudería K (y a sus aliados) no le conviene ningún resultado electoral que fluya desde las provincias antes de octubre del año que viene. Porque, primero, si pierde tendrá que recorrer entonces un largo tramo de convalecencia hasta desembocar en octubre a lomo de batallas parciales con tonos de derrotas y que pueden profundizar el mal humor orientativo de la sociedad en su conjunto. Y por otro lado, si gana, se le va a terminar diluyendo una buena cantidad de sufragios en el supuesto de que en sociedad con Urribarri, la buena imagen que puede llegar a generar el mandatario provincial despegado de la influencia nacional no se corresponda con lo que sí puede generar luego el hecho de tener a ambos tomados de la mano y subidos al mismo escenario de combate.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)