El proyecto de un complejo turístico con eje en la Isla del Puerto produce controversia en Concepción del Uruguay. Nadie sabe de quién fue la idea, a nadie le parece prioritaria en una ciudad que tiene un tercio de sus vecinos sin agua potable o cloacas, y varias instituciones han manifestado sus reparos. El adjudicatario de la obra es, cuándo no, Lemiro Pietroboni SA. Este informe resume las distintas posiciones que se vienen consolidando entre sectores que se oponen de modo tajante a la iniciativa, otros que proponen modificaciones para mejorarlo y otros que advierten sobre algunos riesgos ante su inminente construcción.
Por Américo Schvartzman y Martín Barral
Desde Concepción del Uruguay
Voces diferentes se vienen alzando en Concepción del Uruguay con relación al anuncio del proyecto que promete cambiar para siempre la fisonomía costera hacia el sur de la ciudad. La iniciativa (un puente a la Isla del Puerto y una nueva costanera en Concepción del Uruguay) fue anunciada en 2008 por el vicegobernador José Eduardo Lauritto como un “esperado anhelo” de los uruguayenses y provocó sorpresa por varias razones, pero la principal: lo inesperado del supuesto anhelo.
La obra fue caratulada por el intendente Marcelo Bisogni como “la más importante del siglo” –es la tercera obra a la que así denomina, se ve que lo del siglo es una obsesión recurrente del jefe comunal- y fue justificada por el vicegobernador resaltando lo importante que resulta que la ciudad “vuelva su cara al río, como lo han hecho en los últimos años ciudades entrerrianas como Paraná y Gualeguaychú”.
Nadie puede decir con exactitud de dónde surgió el proyecto, cómo fue que logró tener carácter prioritario y sobre todo considerando el contexto: una ciudad que presenta carencias de todo tipo, entre otras, más de un tercio de su población sin agua potable o cloacas –41.356 sin cloacas en el departamento, según las estadísticas que surgen del Censo 2001, seguramente hoy es peor- ¿puede darse el lujo de gastar 100 millones en una obra de esta naturaleza?
¿De dónde salió la idea? Es la gran pregunta sin respuesta. Lo cierto es que fue la primera en lograr la unión de las dos facciones del justicialismo uruguayense (el scelzismo y el laurittismo) detrás de sí, que hasta ese momento se mostraban inaugurando obras por separado. Una de las objeciones en la que coinciden todas las voces que se oponen o advierten riesgos es que no se trata de una necesidad sentida de la población, al punto de que en los cinco planes de ordenamiento urbano que la ciudad tiene desde 1974, no hay una sola mención que se acerque a esta idea.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
