Hugo Remedi
El Partido Justicialista sufrió el domingo la peor derrota electoral desde el advenimiento de la democracia y habrá que remontarse hasta 1985, en pleno éxtasis alfonsinista, para registrar algo semejante. Nada igual de tremendo. Perdió en 20 meses la misma cantidad de votos que tiene Paraná Campaña. Las primeras luces de las acusaciones llegan hasta el fuerte alineamiento con el matrimonio Kirchner y se extienden hacia las sangrientas internas territoriales, las consecuencias del conflicto con el campo, el déficit de gestión y la poca envergadura de la lista oficial. Los intendentes cayeron en las trampas del fracaso de las encuestas y descansaron en paz durante la campaña. Atilio Benedetti llegó de punto y terminó siendo banca. En pocas horas, de la siesta mansa de Larroque saltó al Congreso Nacional. Ganó y resucitó al radicalismo. Mandy Saliva se puso al acecho y los muchachos de la izquierda, como siempre, siguen amagando. Las encuestadoras se fueron de vacaciones, pero al final daban ganador a Mario Moine y al Pato Donald.
Nada que disimular. El peronismo entrerriano sufrió este domingo la derrota electoral más importante de la nueva era democrática iniciada el 30 de octubre de 1983.
Habrá que bucear en la historia y llegar hasta el 3 de noviembre de 1985, en pleno éxtasis alfonsinista, para registrar una elección un poco menos peor que la del último domingo. En aquellos comicios, la UCR ganó con el 46,61 por ciento de los votos en Entre Ríos mientras que el peronismo cosechó solo el 39,74 por ciento. Incluso, en la elección que catapultó a Raúl Alfonsín como Presidente de la Nación, el justicialismo de entonces recaudó el 43,15 de los votos. Nunca después de eso el justicialismo cosechó menos del 45 por ciento de los votos.
Nada peor para el justicialismo entrerriano que lo que le sucedió el domingo 28 de junio de 2009, definitivamente.
Evidentemente, el justicialismo entrerriano pagó carísimo su fuerte adhesión al kirchnerismo; sin embargo, reducir la derrota electoral únicamente a ese tema será despejar de responsabilidades a un montón de protagonistas que en verdad incidieron notoriamente en la tremenda estampida de votos que partieron del oficialismo rumbo a nuevos destinos.
Los resultados de esta elección deberán medirse por la cantidad de legisladores que ganan y pierden cada uno de los partidos. Y en ese sentido, el balance para el radicalismo –bajo el nombre de Acuerdo Cívico y Social– fue óptimo: puso en juego solo la banca de Sergio Varisco y ganó tres. El justicialismo, en cambio, perdió un lugar de los tres que puso en juego (Raúl Solanas, María de los Ángeles Petit y Nelio Calza). Finalmente, la desaparecida Concertación Entrerriana despide en diciembre a su último escudero en el Congreso Nacional, Emilio Martínez Garbino.
Habrá que remontarse a la elección del 26 de octubre de 1997 para encontrar que en aquella elección, por última vez, el radicalismo (Alianza UCR-Frepaso) había conseguido llevar a tres de sus hombres a la Cámara de Diputados de la Nación (María Isabel García de Cano, Federico Soñez y Arturo Etchevehere). Luego, comenzaría la debacle radical (ver recuadro).
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