Álvaro Moreyra
La llegada de Juan Esteban Panchi Solari a Colegiales de Concordia marcó su regreso a una ciudad que lo vio como jugador y significa su retorno a una provincia que lo adoptó prácticamente, si se tiene en cuenta que como jugador vistió las camisetas de Patronato de Paraná, Ferro y Libertad de Concordia y Ñapindá de Colón, entre otros. El santafesino tiene un amplio recorrido por clubes entrerrianos, aunque su historia como futbolista tiene su inicio en Racing de Avellaneda, continuidad en Gimnasia y Esgrima La Plata y finalización, al menos en la elite, en Talleres de Córdoba. El flamante DT del Cole hizo un repaso junto a ANALISIS de toda su carrera deportiva.
Juan Esteban Solari nació en Reconquista, en el norte santafesino, pero pasó gran parte de su carrera futbolística en tierras entrerrianas. Concordia, Paraná, Colón, Concepción del Uruguay fueron las ciudades que lo cobijaron y por eso podría decirse que es casi un panza verde.
Por esas cosas de la vida, el Panchi volverá a Entre Ríos, más precisamente a Concordia, ya que el santafesino se convirtió en el nuevo director técnico de Colegiales, que a fines de septiembre comenzará a recorrer su segunda temporada consecutiva en el Torneo Argentino B.
Al defensor se lo recuerda en la capital entrerriana debido a su paso por Patronato a principios de la década de 1990, primero como jugador y luego como entrenador. Pero Solari, antes de recalar en diferentes equipos del fútbol entrerriano, tuvo una importante carrera en la Primera División del fútbol argentino: debutó en el Racing Club de Avellaneda, pasó a Gimnasia y Esgrima La Plata y cerró su carrera en la elite defendiendo los colores de Talleres de Córdoba. Además, tuvo un ascenso al viejo Nacional B con Central Córdoba de Rosario.
En una extensa entrevista, el popular Panchi realizó, junto a ANALISIS, un recorrido sobre su carrera futbolística, reconoció que guarda un gran recuerdo de Paraná y que le gustaría ser entrenador de Patronato en algún momento. Además, analizó su futuro inmediato en Colegiales de Concordia.
Racing, Gimnasia y Talleres
–Si se hace un repaso de tu carrera en el fútbol profesional hay que nombrar a Racing, Talleres y Gimnasia y Esgrima La Plata. ¿Cuáles son los recuerdos que están marcados a fuego en tu memoria?
–Es complicado hacer una síntesis porque me quedaron muchos recuerdos en los tres equipos. En Racing, obviamente el debut en Primera División, en cancha de Huracán, lamentablemente el resultado fue negativo, pero lo que tuve en esa institución fue muy lindo. Viví en la pensión del club, que estaba debajo las tribunas, durante cinco años, tuve como segunda mamá a la Tita (reconocida hincha de Racing, conocida con ese apodo, aunque su nombre era Elena Margarita Mattiussi). Es mucho lo que viví en la Academia, pero sin dudas que allí tengo los recuerdos más significativos de mi carrera. De mi pasó por Gimnasia no tengo el mejor de los recuerdos porque llegue, pero por distintas lesiones no pude jugar y me fui sin cumplir un objetivo. Y de Talleres guardo gratísimos recuerdos, por ejemplo, me tocó compartir una temporada con dos campeones del mundo como Daniel Valencia y Luis Galván y, por supuesto, no debo pasar por alto que compartí equipo con un amigo de la infancia como Ángel David Comizzo.
–¿Qué recordás del debut en Primera División?
–Todo, ese día es inolvidable para cualquier jugador de fútbol. Fue el 19 de noviembre de 1981, contra Huracán en su cancha y perdimos 4 a 1, obviamente fue para el olvido el resultado, pero no deja de ser el debut. También recuerdo que me tocó debutar al lado de Juan Barbas un grande de la Academia, que fue campeón mundial juvenil en 1979 al lado de Diego Maradona y Ramón Díaz, nada más y nada menos.
–Te tocó jugar en Racing en una época complicada para el club porque hacía mucho tiempo no ganaba algo, ¿qué sensaciones se vivían como jugador en ese momento?
–A pesar de eso, lo de Racing fue lo más lindo que viví como futbolista, sobre todo porque me tocó debutar allí. Tuve la suerte de jugar dos años en uno de los equipos más grandes de la Argentina, aunque es inevitable que se me cruce por la cabeza el sabor amargo de tener que luchar esas dos temporada por no descender, aunque en 1983 lamentablemente perdimos la categoría. A pesar de todo, sigo teniendo el mismo sentimiento de agradecimiento para Racing por todo lo que viví en esa institución, siempre tendrá un lugar especial en mi corazón.
–De Reconquista a Avellaneda sin escalas, cinco años en las categorías formativas y viviendo en la pensión del club. ¿Con qué jugadores te tocó compartir esa etapa, que siempre es complicada para cualquier jugador?
–Todos los que tuvieron conmigo fueron por sobre todas las cosas excelentes personas. Entre los más destacados figuran el Mencho (Ramón Ismael) Medina Bello, Jorge Acuña, que fue campeón de la Supercopa unos años más tarde. También recuerdo que vivía en la pensión Miguel Wirzt, no puedo olvidarme de Cosme Zacanti, un central bastante rustico, pero muy buena gente.
–¿A qué se debió el pase de Racing a Gimnasia y Esgrima La Plata?
–En diciembre de 1983 Racing perdió la categoría, a pesar de ello seguí en el equipo y jugué un año en la B Metropolitana. Esa temporada jugué sin contrato. Una vez que terminó el campeonato quedé libre y apareció la oportunidad de Gimnasia La Plata, que en ese momento lo dirigía Nito Veiga y me conocía de cuando él dirigía a Independiente y yo jugaba en Racing. Lamentablemente no pude lograr la continuidad que deseaba por una serie de lesiones.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
