Daniel Tirso Fiorotto
(especial para ANALISIS)

Nada se entiende en la Argentina, en cada provincia, en la mesa de cada hogar, si no se analiza el sistema de usura que prevalece en el endeudamiento externo. Sólo en intereses de la deuda, y sin contar el capital, los argentinos tenemos que pagar un millón de dólares por hora, dijo en Paraná el experto Héctor Giuliano, y aseguró que el gobierno de Cristina Kirchner está en una encerrona financiera. Denunciar la deuda externa ilegítima y denunciar a los políticos y técnicos que la provocaron, salir del endeudamiento permanente, sincerar los números que todo lo condicionan en este país, son algunas soluciones que no se lograrán, advirtió, sin una revolución.

El Instituto Raúl Scalabrini Ortiz inauguró este martes sus actividades en Paraná con la presentación de Héctor Luis Giuliano, experto en la problemática de la deuda y las finanzas públicas, autor de la obra en tres tomos Problemática de la Deuda Pública Argentina. Fue en vísperas del Día de la Independencia, y nada pudo ser más adecuado.

La exposición de Giuliano, realizada en la Biblioteca Popular, sin desperdicios, mostró un panorama de aguda crisis que el gobierno, dijo, se empeña en ocultar pero deberá sincerar en breve ante la población. El origen de los males: la abultada deuda externa impagable que los políticos se empeñan en cumplir a hurtadillas, disimular, patear para adelante, pero que les explota en crisis cíclicas como la actual.

Junto a las advertencias que ya realizó en Paraná otro especialista, Alejandro Olmos Gaona, hay que decir que los datos aportados por Giuliano clarifican algunas de las medidas, en apariencia caprichosas, que adopta el gobierno de Cristina Kirchner, que se debate entre los fuertes condicionamientos de la deuda y un discurso “para la galería”, resultado de no haber denunciado la ilegitimidad de parte de la deuda externa y de haber caído en la “trampa de la usura”, al transformar la deuda en parte del gasto público estructural. En efecto: nadie preocupado por el interés común puede desconocer la incidencia dañina de la deuda sobre cada uno de los argentinos, en especial de los más humildes.

Los números y la interpretación de Giuliano, explicados en una clase magistral, y también ante consultas de ANALISIS, muestran desde la deuda la grave crisis del campo, por ejemplo, y anticipan días verdaderamente difíciles.

Un censo de acreedores

El experto admitió desde un principio que el gobierno se encuentra en una “encerrona”, de la cual no se saldrá sin costos, y dijo al final que la solución requiere medidas “revolucionarias”. Entre ellas, el desarrollo de un censo de acreedores que permitirá realizar un seguimiento de la supuesta deuda, una idea harto resistida por acreedores y negociadores de la deuda. Otra: la denuncia de la deuda ilegítima, siguiendo los pasos de Alejandro Olmos, Alejandro Olmos Gaona y Mario Cafiero, entre otros, y el cambio de políticas para evitar la continuidad del proceso de endeudamiento.

A juicio de Giuliano, el sistema de usura se da sin solución de continuidad entre la dictadura y las tres décadas de democracia, y el establischment pretende (y el ex Presidente Néstor Kirchner coincide en ello) blanquear o legalizar ese proceso considerando que fue “aprobado” por el Congreso en la sanción de cada Presupuesto, donde figura el pago de intereses de la deuda. Según Giuliano, esa interpretación no corresponde porque ya hay denuncias acabadas, e incluso un fallo del juez federal Jorge Ballestero, contra la deuda.

El país, dijo el estudioso, está en una nueva crisis de deuda, y el conflicto generado con el campo es una consecuencia de la situación precaria del gobierno para cumplir con obligaciones externas. En las actuales circunstancias, apuntó que el gobierno está cediendo a exigencias de los acreedores internacionales con un dólar bajo para facilitar los pagos externos, un aumento de las tasas de interés y un achicamiento de los gastos sociales en subsidios, lo cual le generará conflictos sociales e industriales.

Giuliano ponderó las denuncias públicas presentadas para que la justicia registre los profesionales y dirigentes políticos que intervinieron durante la dictadura y en los gobiernos sucesivos, y que desembocaron en este nivel de endeudamiento creciente, aunque aclaró que tanto el ultraliberal Juan Alemann como otros dirigentes supuestamente democráticos ya advirtieron que no quieren que la deuda externa se judicialice. Dijo que la deuda externa marca los lineamientos políticos más profundos del gobierno nacional, incluido el asalto sobre el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC) y los índices de precios, pergeñados para que esas mediciones no impacten sobre la deuda.

Sostuvo además que una de las razones acumuladas que agravaron la situación actual fue el régimen usado para salir de la convertibilidad con nuevo endeudamiento, lo que hizo crecer la deuda externa en unos 50.000 millones de dólares en los últimos años.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)