El vocal del Superior Tribunal de Justicia y ex legislador, Emilio Castrillón, sueña con ser compañero de fórmula de Jorge Busti, un viejo anhelo que quedó a mitad de camino en años anteriores. Si bien hoy parece muy prematura la posibilidad -incluso para el ex mandatario- en ámbitos judiciales comenzó siendo un rumor fuerte e insistente. Una fuente justicialista cercana al magistrado le confirmó a ANALISIS que Castrillón ya habla de eso. Sabe que la situación política ha cambiado desde que la Casa Rosada le pusiera una bolilla negra a su interés de ser vicegobernador y luego diputado nacional. Incluso, esa historia de “prescripción” puede hacerla jugar muy a favor y todo indica que así lo hará.
Emilio Eduardo Aroldo Castrillón es hombre de pretensiones y no para hasta verlas hecha realidad, aunque no todas le hayan salido. De cualquier modo, cuando su referente político, Jorge Busti, no pudo darle lo que pedía, se encargó de conseguir algún premio consuelo, como ha tomado el cargo de vocal del Superior Tribunal de Justicia (STJ) que desempeña desde hace dos años. Ganas de dejar fundido en el bronce su nombre ocupando los más altos cargos judiciales nunca le faltaron, pero lo suyo es la política de perfil alto y así lo ha demostrado.
El vocal de la Sala II en lo Civil y Comercial del Superior Tribunal de Justicia mira nostálgico, desde la ventana de su despacho, la Casa de Gobierno. Cuanto más enrarecido está el clima político parece tener más gana de volver a las arenas, al tiempo que probablemente considere que eso lo deja mejor posicionado.
La quietud de las formas de los jueces parece no seducirlo, ni el ámbito de oficinas tapadas de códigos, fotos familiares de recuerdos de congresos de Derecho.
La propuesta para que Castrillón fuera vocal fue una de las cartas más fuertes del bustismo en la Legislatura en los últimos 15 años. El paceño, uno de los hombres más polémicos del peronismo provincial, finalmente alcanzó el cargo de jerarquía en la Justicia. Excepto su partido, las oposiciones a la postulación fueron rotundas y tenaces, aunque murieron en el intento. Castrillón libró una batalla verbal desde el momento mismo de la audiencia en el Senado.
El vocal fue uno de los alfiles más cercanos de Jorge Busti. Formó siempre parte de la mesa chica del ex mandatario, se encargó de hacer suyas las polémicas iniciativas que necesitó su jefe y dio la cara por cuestiones indefendibles cuando otros preferían el anonimato. La personalidad fuerte y mordaz del paceño lo terminó de convertir en un referente bustista ideal para los intereses de su partido y de su líder. Él no lo desconoció nunca y lo supo hacer valer.
Antes de llegar al STJ, Castrillón ocupó lugares privilegiados en el comando político en las gestiones de la que formó parte. Un hábil manejo territorial le permitió desarrollar una carrera legislativa provincial intensa que comenzó en 1991 en el Senado y continuó luego en Diputados. Fue en el 2003, tras las crisis y con un triunfo asegurado de Busti para alcanzar su tercer mandato, que el por entonces diputado vio la posibilidad de acompañar a su jefe como vicegobernador.
En marzo de ese año Carlos Menem había ganado en la primera vuelta y Castrillón había sido uno de los que había hecho campaña por el riojano que, en definitiva, sacó el máximo de los votos en Entre Ríos. Es así que se consideraba habilitado para postularse a acompañar a Busti en las elecciones de octubre. Meses después, Néstor Kirchner consolidado en la Presidencia, abortó el anhelo de Castrillón. Lo reemplazó en la fórmula Pedro Guillermo Guastavino, a quien sí le cabía el traje K. Al paceño, caído en desgracia, le ofrecieron como premio consuelo ingresar en la Cámara de Diputados de la Nación.
Pero el kirchnerismo le puso una bola negra. El magistrado era el número puesto para reemplazar la banca que dejaría Carlos Daud en el Congreso. Castrillón debió conformarse con repetir su cuarto período como legislador provincial luego de que se resolviera que Daud seguiría en una banca nacional.
Las nuevas ráfagas del santacruceño, que derivaron en la conformación una Corte Suprema Justicia con integrantes de abultados antecedentes jurídicos, a nivel nacional, no iban a llegar todavía a la provincia. Así, el dirigente de La Paz, como presidente del bloque justicialista, comenzó a tejer su otro anhelo: ser integrante del máximo tribunal entrerriano.
Mientras esperaba el momento para dar el salto, como titular de la bancada hizo gala de su condición de abogado y no renunció a su prédica mordaz y ácida. En una discusión llamó a la ex diputada por La Red, Lucy Grimalt, como la “legisladora del partido de los ruleros”. Antes, en pleno debate por el destino de los campos de El Quebracho, en Santa Elena, se despachó contra la entonces diputada radical Ana D’Angelo: “Dejemos que a esto lo resolvamos los abogados, que sabemos. Cuando necesitemos conocer cómo se hacen los quehaceres de la casa se lo preguntaremos a la diputada”, disparó, palabras más, palabras menos.
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