Florencia Penna
El patio de Viva la Pepa se colmó de arte y poesía el jueves pasado cuando se presentó el último libro de la escritora Verónica Streiger (Paraná, 1966), La lengua en el costado. La temperatura veraniega y el clima emotivo que se vivió propiciaron una cálida noche. Norma Barbagelata y Marta Hueter comentaron la flamante publicación, pues cada una de ellas -según aseguró la autora- trabajó en profundidad distintos aspectos de la escritura. Luego se proyectó un video en el que Gastón Domé, Valeria Micheloud y Amanda Larroza realizaron un índice audiovisual del libro. Con la dirección de Silvina Fontelles, los actores y performers Pola Ortiz y Marcelo Estebecorena teatralizaron algunos poemas. Luego Paola Núñez (teclado y voz), Silvio Godoy (voz), Gastón Dutruel (bajo) y Pamela Núñez (voz) tocaron dos poemas musicalizados por la primera, como así también unos apasionados boleros. La velada culminó con un brindis junto al público que, además de muy numeroso, fue entusiastamente afectivo.
Verónica Streiger se define como “anfibia” pues se dedica al psicoanálisis y a la escritura. En 2001 publicó el libro de cuentos La malalengua y en 2007 la obra de teatro ¡Y que te llegue la hora! El poemario La lengua en el costado es la nueva propuesta, la cual se consigue en las librerías de Paraná a 25 pesos.
-¿Cómo surgió este libro?
-No podría decir exactamente cómo. Tal vez, del encuentro con esos bordes que están al borde de uno mismo. Y también de una decisión bastante abrupta, que tomé en noviembre del año pasado: la de publicar.
-¿Cuánto tiempo te llevó concretar la decisión?
-A partir de entonces, durante tres meses, acompañada semana a semana por Marta Hueter, Norma Barbagelata y Martín Carlomagno, seleccioné del material escrito durante los últimos siete años, los 18 poemas que finalmente están en el libro. Trabajé también con ellos la corrección final de cada uno, a la que Corina Vainstub y Paola Núñez aportaron sus sugerencias. Con Martín vimos el orden en que aparecerían y el título del libro. Si bien yo ya había escrito y corregido y recorregido los poemas innumerables veces durante estos siete años, escribir el libro implica reunirlos, decidir cuáles van juntos y cuáles quedan fuera. Y hacerlo, por el solo hecho de esa reunión, es una reescritura de cada uno, tanto de los que se incluyen como de los que no. Los poemas que sobrevivieron a esa zaranda, son los que finalmente componen el volumen.
-¿Hace cuánto que escribís?
-El primer poema lo escribí en la escuela primaria. Debo haber estado en segundo grado más o menos. Luego seguí escribiendo, pero sin darle a la escritura un lugar claro entre mis cosas. Hasta que hace más o menos unos 10 años comencé a darle el estatuto de un trabajo, y poco a poco he intentado ir adquiriendo el oficio. En el 2001 publiqué el primer libro, y desde hace un par de años estoy intentando con la dramaturgia.
-¿Cómo es tu proceso de escritura?
-Los temas no son para mí un punto de partida. Recién después de escribir me topo con ellos. Por lo general el punto de partida es sonoro. O, más exactamente, un timbre determinado, un color particular en la sonoridad de algunas palabras. El sentido es algo a lo que arribo después, sin saber bien cómo. Por eso el trabajo de corrección se vuelve tan importante. Corrijo hasta la exasperación. Cuando escribo fabrico un mazacote de sonidos. Con la corrección lo esculpo; quito, limpio, para que tenga aire, para que tome una forma determinada y sea legible.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
