Hugo Remedi
Entre no más de 50 políticos, se han repartido la multiplicidad de cargo electivos que se han puedo en juego en Entre Ríos desde que retornó la democracia en 1983. Esta lectura de la historia política entrerriana moderna tiene entre sus párrafos más importantes a dos protagonistas indiscutibles, fundamentalmente, por la influencia que han ejercido sobe el tejido social de nuestra provincia como son Jorge Busti y Sergio Montiel. Sin embargo, por méritos propios o tal vez por certera habilidad, hay un lote no demasiado amplio de dirigentes que al calor del abrazo protector de sus naturales conductores han sabido construir provechosas carreras políticas. Muchos llegaron y quedaron en el camino, otros siguen en carrera y en franca mejoría y por ello las nuevas caras escasean. Estoicamente superaron el “que se vayan todo”, se aggiornaron apropiadamente y continúan jugando de titulares. La luz pone claridad entonces, a casos insólitos de diversa magnitud, a sospechados o procesados en plena actividad política como si nada sucediera, a candidatos perpetuos, a émulos de Borocotó, a quienes tuvieron el poder y lo dilapidaron. En fin, la vida misma aseguran… con la desgracia claro que en esa vida se juega a diario nada menos que el futuro de los entrerrianos.
Cuando se escriban los renglones de esta parte de la historia es decir desde el retorno de la democracia en 1983, jamás podrá asaltar tan siquiera una duda que los dos políticos que más influencia han tenido sobre el tejido social entrerriano hasta estos días han sido el peronista Jorge Pedro Busti y el radical Sergio Alberto Montiel.
Sin embargo, hay una diferencia sustancial claro está, y que es cronológica: el radical tiene 80 años y algún problema de salud mientras que el actual titular de la cámara de Diputados tiene 20 años menos y por ende la concreta posibilidad de continuar ejerciendo un protagonismo preponderante en los futuros vaivenes políticos de Entre Ríos que en verdad, ha venido sosteniendo en cada elección en que se ha presentado.
Es evidente que entre, ambos han sintetizado lo más importante de la política entrerriana actual, pero también es cierto que desde hace 25 años la multiplicación de cargos electivos que nacen precisamente de la agenda democrática se ha circunscripto fundamentalmente a un número de dirigentes que no superan los 50.
En este abanico un tanto reducido de políticos entonces, se han venido repartiendo las candidaturas que naturalmente, luego han tenido su correlato en las urnas. Los vericuetos de la condicionante política interna partidaria, que en nuestra provincia se ha reducido prácticamente al justicialismo y al radicalismo y a alguna que otra esporádica aparición alternativa, de hecho han profundizado la posibilidad de erosionar el surgimiento de caras nuevas.
Sin embargo, no necesariamente la acumulación de cargos electivos esté atado de un modo inexorable, al protagonismo político. Se da si en el caso de Busti, señalaba antes, que viene siendo elegido desde 1983 y habilitado en ese sentido al menos hasta el 2011 lo que, traducido en cifras significa todo un récord de 25 años hasta hoy y 28 a la finalización de su mandato en el 2011. Montiel, con casi el mismo protagonismo influyente de Busti desde la vereda opuesta tan solo ha ocupado 12 años de cargos electivos -muchos menos en relación a otros políticos entrerrianos de muchísima menor trascendencia- pero quien puede dudar a esta altura de los acontecimientos y con sus problemas a cuesta lo que ha significado para bien o para mal su personalidad en el rasgo histórico de estos 25 años de democracia.
De modo tal ha sido su importancia que, cuando cedió al paso del tiempo, y debió callar luego de una mala gestión de gobierno, Busti se quedó sin un rival de la misma categoría, y como consecuencia la balanza perdió un plato.
Este nota permite allanar de algún modo, y mostrar la grilla de no más de 50 políticos que en el devenir democrático han venido acumulando palmarés electivos en algunos casos, más protagónicos que otros. Esta información no incluye obviamente la otra actividad que tiene que ver con ocupar cargos de funcionarios, asesores, etcétera, exclusivamente entonces, está referido este trabajo a lo que acuñan nuestros políticos producto solo de la gimnasia eleccionaria.
La lupa de la historia es inexorable
Debajo de ella nada luce indiferente como suele ocurrir con la memoria.
Con luz sobre las tinieblas del olvido emergen del olvido innumerables historias que sin dudas han marcado el destino de los entrerrianos. Historia rica pero también, cruzada por: leyes de despidos masivos de estatales, resonantes hechos de corrupción, políticos que fueron y vinieron, o que internalizaron la traición, también por ejemplo un tiempo surcado por un escandaloso juicio político que no pudo avanzar por un voto altamente sospechado de un político que todavía continúa en actividad y así, se fue manchando la política y lo que es peor aún, todos cayeron en la misma bolsa.
La selecta nómina de políticos incluye un sin fin de historias peculiares muchas olvidadas por el trajinar cotidiano pero que sin dudas cargan con los simbolismos más trascendente de la política vernácula.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
