Leonidas Ceruti

El objetivo central de la dictadura fue desarticular las luchas, la organización de la clase obrera, controlar las demandas y cuestionamientos que generarían la imposición de un modelo económico antipopular apoyado por la oligarquía nacional y los grandes empresarios nacionales y extranjeros. Los golpistas se esforzaron por erradicar los valores de solidaridad, compromiso ciudadano y participativo para instalar el individualismo y lucha de pobres. El autor plantea las similitudes entre el 1º de mayo y la implementación del feriado del 24 marzo como un intento por vaciar aquellas luchas.

A los grandes revolucionarios y sus ideas, las clases dominantes los sometieron a constantes persecuciones, “acogieron sus doctrinas con la furia más salvaje, con campañas de mentiras y calumnias”. Después de su muerte se intentó convertirlos en íconos inofensivos, canonizarlos, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria castrando el contenido de su doctrina revolucionaria. Olvidan, relegan a segundo plano, tergiversan el aspecto transformador de sus acciones, de sus conceptos revolucionarios, y hacen pasar a primer plano, ensalzan lo que es o parece ser aceptable para los sectores dominantes.

A esa opinión, que refleja un hecho que la historia se ha encargado de repetir, podemos agregar que esto no sólo sucede con los grandes revolucionarios y sus doctrinas, sino que también ha pasado con el contenido de las fechas y los acontecimientos históricos, que rememoran importantes fechas para las clases oprimidas. Ejemplo claro lo constituye el “1º de Mayo”, que se ha intentado por todos los medios vaciarlo del contenido de lucha, de reclamos, que tuviera en su origen, como Día de Lucha Internacional de la Clase Obrera.

Y hoy esa costumbre se volvió a repetir al declarar feriado al 24 de marzo. Algunos tratan de banalizarlo, solo recordar algunos aspectos de lo sucedido, tratar de reciclar o esconder en los intersticios del poder político y económico a muchos genocidas y colaboracionistas, dividir a los que siguen luchando por preservar la memoria, sembrar el miedo a los testigos de los juicios a los represores, descalificar a los que no se suman al coro de aduladores, etcétera.

La del 24 de marzo debe ser una jornada no sólo para denunciar las atrocidades cometidas por los genocidas sino para que se conozca lo que construyeron y protagonizaron los sectores populares. Quieren ocultar todas las experiencias de lucha, de solidaridad, de entrega, que vivieron los trabajadores y el pueblo.

Es una fecha que expresa la feroz represión desatada que no sólo se ensañó con los cuerpos de los torturados, perseguidos, y desaparecidos sino que se prolongó en un sistemático plan de terror, miedo y miseria.

El primer objetivo fue desarticular las luchas, la organización de la clase obrera, controlar las demandas y cuestionamientos que generarían el segundo objetivo: la imposición de un modelo económico antipopular, encarnado en la figura del ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, y apoyado por los grandes empresarios. Todo se tradujo en fábricas cerradas, miles de desocupados, y una deuda externa que endeudó al país por años.

Los golpistas y sus ideólogos se esforzaron por erradicar los valores de solidaridad, compromiso ciudadano y participativo desde donde emergen principios de fraternidad, igualdad, libertad y reivindicación de los derechos sociales, civiles y políticos, inculcando en su lugar valores dominados por el individualismo, la competencia, el consumismo, el desinterés por el otro que llevan a posiciones de autoritarismo, negación de las diferencias y ruptura de los lazos sociales.

Las comparaciones de esas dos fechas son varias, pero centrémonos en dos: el intento de vaciarlas de contenido y de su vigencia a pesar de que pasen los años.

¿Por qué al 1º de Mayo se lo sigue evocando año tras año desde su origen de muy variadas formas? Se lo hace porque expresa las miserias de esta sociedad, donde ese día aparecen con más fuerza los reclamos contra los efectos del capitalismo: desempleo, marginalidad, explotación. Queda al descubierto el choque del proletariado con la burguesía, del trabajo con el capital. El 1º de mayo es un día de lucha de los explotados, por mejores condiciones de vida y de trabajo y se pretende que sea un día de fiesta, de “paro matero”, sin reclamos ni movilizaciones.

En el país, desde 1890 hasta la actualidad nunca se dejó de conmemorarlo. Se lo hizo en las calles, plazas, cines, teatros, escuelas, colegios, en la clandestinidad o en forma festiva, violenta o pacífica, legal o ilegal, con actos, marchas, obras de teatro, conferencias, festivales artísticos, etcétera. En el país lo protagonizaron sindicalistas y políticos de distintas ideologías, pasando por anarquistas, socialistas, comunistas, peronistas. Pero trataron de apropiarse de la fecha desde los conservadores hasta los militares golpistas de las distintas épocas, como así también la jerarquía de la Iglesia Católica.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)