Silvio Méndez
Según información oficial, en lo que va del año ya se han detectado en el país cinco casos de fiebre amarilla, uno de ellos fatal, y 60 de dengue. El vector de estas enfermedades es el mosquito Aedes Aegypti, una especie doméstica que fue erradicada en 1965 pero que en Paraná reapareció en 2001. De acuerdo a una investigación de 2004, en la ciudad existe un 28 por ciento de infestación de las viviendas por este insecto transmisor. Este indicador en Corrientes capital es de 19,83 y en lo que va de 2008 se confirmaron 19 contagiados por dengue autóctono. El brote de fiebre amarilla en Misiones parece haberse disparado en su ciclo selvático y aún no habría mutado hacia su curso urbano. En cualquiera de las situaciones de que estas infecciones burlen las fronteras, las poblaciones con el Aedes estarían en peligro. Para evitar riesgos, los especialistas recomiendan eliminar cualquier sitio en las viviendas donde se acumule agua estancada.
Este fin de semana el Ministerio de Salud de la Nación confirmó la existencia de tres casos de fiebre amarilla en Misiones e informó que hay vigilancia epidemiológica de unas 60 personas más con este síndrome febril en un área de riesgo que abarca a este distrito, Chaco, Formosa y Corrientes. Por otro lado, a principio de mes se informó que ascienden a 19 los casos de dengue detectados en la provincia limítrofe, sumando 60 los afectados en 2008 contando las mismas regiones afectadas por el avance de estas enfermedades que se creían desterradas. El vínculo común a ellas es el Aedes Aegypti, el mosquito que oficia de vector de estos males que pueden ocasionar la muerte e inquieta a las autoridades sanitarias. Si bien el año pasado ya se detectaron 173 casos autóctonos y otros 236 casos de dengue importados de países vecinos, la aparición de fiebre amarilla es novedosa y ha causado alarma debido a que este padecimiento es más nocivo.
De acuerdo a los registros, la “re emergencia” del dengue se produce en el país hacia 1998, totalizando más de 3.000 enfermos a la fecha. Tras ser notificados los primeros casos en Salta, Jujuy, Formosa, Misiones y Salta, recientemente Corrientes ingresó como zona de alto riesgo, registrándose un brote en la ciudad capital en 2007. En rigor, el peligro se extiende a todos los lugares donde se encuentra el Aedes Aegypti y Entre Ríos no se salva del alerta. Si bien esta especie fue erradicada de la Argentina en 1965, en 1987 se volvió a manifestar en Posadas, en 1991 en el conurbano bonaerense y en 1997 comenzó a aparecer en Concordia. En Paraná, finalmente, se comenzó a descubrir su presencia en diferentes barrios de la ciudad hacia 2001. Un estudio reciente de 2004 que relevó 881 viviendas en la capital provincial dio positiva la presencia del Aedes Aegypti en 246 con un protocolo cuya muestra determina un 28 por ciento de infestación de las viviendas por este insecto transmisor. Este índice es considerado alto, más si se tiene en cuenta una investigación de la misma índole de la Universidad Nacional del Nordeste que en Corrientes capital arrojó que el 19,83 por ciento de las viviendas son criaderos del Aedes y que nueve de cada diez mosquitos en vuelo pertenece a estos ejemplares. Con estos valores, la cercanía con áreas afectadas y el tráfico usual de personas, el riesgo latente de estas nocivas infecciones está instalado tanto en la ciudad como en resto de la provincia.
En diálogo con ANALISIS, Silvina Saavedra, veterinaria con postgrado en Enfermedades Tropicales, empleada del Departamento de Zoonosis municipal e investigadora que llevó adelante el trabajo de 2004, explicó que la mejor medida preventiva es terminar con los lugares donde se incuba la larva de este insecto doméstico. Eliminados los recipientes donde se puede acumular agua, se terminaría con el ciclo reproductivo del moquito que se caracteriza por ser de color negro con vetas blancas.
Respecto a las características de las enfermedades que porta el Aedes, la especialista expresó que “la fiebre amarilla tiene dos ciclos, con dos vectores. Lo que está ocurriendo en Misiones es la etapa de fiebre selvática. Ese mosquito no sabemos si lo tenemos (en Paraná), es el Haemagogus. Es un mosquito que se alimenta tanto de animales como de humanos. La gente que se contagió tanto en Misiones como en Paraguay fue por este mosquito selvático. Son leñadores, cazadores que ingresan a la selva. El Haemagogus mantiene el ciclo porque pica a los monos y se mantiene la fiebre amarilla en los monos. ¿Cuál es el peligro? Que esa persona vaya a la ciudad y su casa esté infectada del Aedes Aegypti. Ahí se puede iniciar el ciclo urbano de la fiebre amarilla como hubo en 1960 en Argentina y durante la Presidencia de Domingo Sarmiento en 1871”, recordó. Por otra parte, sobre el dengue señaló que el riesgo se encuentra por la cercanía con la provincia de Corrientes, donde recientemente hubo un significativo brote. En este sentido razonó que “si el mosquito pudo hacer el ciclo del virus del dengue, tranquilamente puede hacer el del virus de la fiebre amarilla. El dengue tiene un ciclo urbano, porque el mosquito es doméstico. Hasta ahora, los casos (en Argentina) de fiebre amarilla son por el Haemagogus, que es selvático, aunque siempre está el riesgo de que se abra un ciclo urbano con el Aedes. Las dos son enfermedades virales y las dos tienen cuadros leves y graves.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
