Claudio Cañete
El espacio plenamente reconocido a nivel nacional como una referencia museística de la capital entrerriana fue cerrado por disposición del municipio a través de su área de Cultura. La comuna en la gestión anterior y del mismo signo partidario de la actual le había dado entidad municipal. Ahora la medida responde, según aducen desde el sector oficial, a una suerte de reordenamiento de tipo legal. Mientras Francisco Scutellá recibe reconocimientos por su obra en otros lugares, enteradas de la medida del municipio paranaense las provincias de Mendoza, San Luis y la Intendencia de Mar del Plata están haciendo averiguaciones para llevárselo a sus tierras y explotar su atractivo turístico. “Con el museo no me lleno de dinero”, le contestó a las acusaciones municipales Scutellá. Así, el creador de esta idea donde el mate es el principal protagonista repasa el origen de este emprendimiento y da su verdad sobre el episodio en esta entrevista con ANALISIS.
El timbre suena seco allá en el fondo, la dirección es 25 de Junio 72. El cartel dice “Museo cerrado”. Sin embargo, un hombre abre la puerta y hace posible esta nota. La imagen choca. Lo que eran los prolijos estantes del Museo del Mate y los detalles que hacían a una ambientación folclórica ya no existen. Algunas cosas embaladas, otras que ya no están y unas pocas en su posición original contrastan con el panorama multicolor que estos años se pudo observar en documentales de canales reconocidos como Canal (á), Argentinísima Satelital y Canal 7. Suena el teléfono de la oficina, una voz monocorde se escucha del otro lado, algo pregunta. “No señora, no recibo más delegaciones, el museo está cerrado como tal y no está permitido recibir visitas”, responde.
Francisco Scutellá fue noticia hace poco cuando el secretario de Cultura municipal, Daniel Rochi, anunció en medios locales el cierre del Museo Único del Mate, del cual Scutellá era director.
Más allá de los argumentos legales que el municipio esgrime, la gestión cultural del intendente José Carlos Halle empezó cerrando un museo sin reparar en el gesto que esto significa ni en el estruendo negativo que causó a su imagen ligada a los derechos humanos y a las causas populares. Más allá -como ya se consignó- de sus argumentos legales, ni siquiera se pensó una estrategia de cómo anunciarlo desde el abultado gabinete cultural compuesto por diez integrantes.
“Con el museo no me lleno de dinero. El Museo del Mate es un objetivo de vida que comencé a trabajarlo desde 1978. Yo tenía una colección de armas antiguas y de piezas paleontológicas que se las vendí al periodista y editor Julio Ramos. Con ese dinero consolidé mi colección de mates. Allí empezó la idea del museo. Con el paso de los años y su crecimiento, siempre sostuve que necesitaba un espacio propio y que podía ser un interesante atractivo turístico para la ciudad, si el municipio, sin importar la gestión, lo sumaba como tal. Yo vivo de mi taller, donde hago mis propios mates tallados, que los vendo al igual que mis libros sobre el mate, de eso vivo”, explicó Scutellá en diálogo con ANALISIS.
“Cuando me estaba por ir tras una propuesta que me hicieron en San Telmo, Julio Solanas me dijo: ‘Yo te doy una casa pero te quedás acá’. Cumplió, pero no llegó a completar la otra parte que era nombrarme director permanente. Con Solanas hablé cuatro veces como mucho. Y te aclaro que yo no soy peronista, todos lo saben. Sin embargo ése fue su gesto político hacia el valor que representa el museo para la ciudad. Así instalamos el museo. Cuando asumió el intendente Halle, vino (Rudy) Astudilla, el subdirector de Cultura con otras personas. Vinieron a echarme, sin preguntar qué arreglo tenía con el municipio por lo menos, cómo era el trato que hice con la donación de mi colección de mates”, agregó.
“La escribana municipal Cristina Arbitelli, acompañada por Daniel Cimaono, Juan José Wurtein, Marcelo Troncoso y Martín Werner, llegó con un cerrajero y me notificó, mediante un acta, que debía desalojar el edificio. La medida se tomaba en virtud del Decreto Nº 137, con firma del intendente, que establece el cierre del museo y que cesaba en mi cargo como director contratado. En el primer encuentro que mantuvimos con el secretario de Cultura, ingeniero Daniel Rochi, y otros funcionarios del área, días después de asumir en sus cargos, se me informó de la decisión de la actual gestión respecto al museo: cerrarlo. En este punto, lo que más me duele y me parece indignante es que nunca, ni el intendente, ni la secretaria de Gobierno, ni el propio titular de Cultura vinieron siquiera a conocer el museo”, precisó.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
