-Las diferencias. Fue a pocos días de haber jurado como gobernador que Sergio Urribarri confió a sus íntimos las expectativas respecto a la gestión que comenzaba. “No sé si voy a hacer un gobierno mejor o peor que el de Jorge (Busti), de lo que estoy seguro es que será distinto”, dijo. Sin dudas esta fue una frase como para que el mundillo de la política pivotee sobre las expectativas del nuevo gobierno. En esos mismos ambientes ya notan algunas diferencias. Sucede así a pesar de que constituye todo un perfil del gobernador no hacer bandera de esas diferencias. En las notas que cerraban el año 2007 se describía como dato saliente que en la conformación del gabinete el nuevo gobernador daba cuenta de apertura en diversos sentidos. Ángel Giano en el Ministerio de Salud y Acción Social es una jugada fuerte por la juventud del funcionario, como también el hecho de ser una figura con poca trayectoria en las filas del justicialismo. Raúl Arroyo como titular de Enersa también se destaca en igual sentido. Es decir, dos personas que han sabido demostrar en distintas actividades su capacidad, ubicados en puntos estratégicos de la gestión provincial, sin acuñar una militancia significativa en el PJ. Se mencionan estos dos casos por su notoriedad, pero no son los únicos. El otro aspecto que aparece como distinto tiene que ver con la relación que se va estableciendo con el gobierno nacional. Es cierto que a partir de que Néstor Kirchner se anotó para la segunda vuelta en las elecciones de 27 de abril del 2003, Jorge Busti alineó al justicialismo entrerriano tras el liderazgo del entonces Presidente. Pero esa posición nunca fue lineal y no fueron pocas las veces en que Busti siguió con sintonía fina la suerte de determinados movimientos en el interior del justicialismo, que tendían a acotar el liderazgo de los Kirchner.
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-La apuesta. Este perfil que va dibujando Urribarri es demostrativo de una conciencia sobre el sentido que le daba a aquellas palabras dichas al comienzo de su gestión. Da la impresión de que el gobernador tiene plena idea de que no posee el carisma que tanto caracterizó a Busti. El reconocimiento que supo ganarse hacia el interior del justicialismo y que de última lo termina instalando en lo más alto de la política institucional entrerriana, estuvo asentado en ese trajín permanente en todos y cada uno de los laberintos justicialistas. La resistencia que su postulación supo despertar en dirigentes como Raúl Taleb o Hugo Berthet no tenía otra razón de ser que ninguno de ellos podía aspirar al mismo lugar sin desertar un rechazo imprevisible, tanto por fuera como hacia el interior del justicialismo. Como se ha dicho muchas veces, bloqueada la reelección de Busti, el mejor candidato era Urribarri y así quedó demostrado cuando las urnas hablaron el 18 de marzo del año que pasó. No hay que perder de vista para entender el presente el tranco que supo poner Urribarri tanto en la postulación de candidatos justicialistas como en la apoyatura sin especulaciones en distritos comprometidos. Aparece como emblema de este comportamiento cuando se repasa la participación del ahora gobernador en el proceso electoral de Concordia.
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-Los intendentes. Entonces, el perfil del gobernador es el bajo perfil pero estar muy cerca de los intendentes municipales, que son por exposición institucional los que tienen que poner la cara frente a la sociedad. En esta dirección, lo ponga de manifiesto o no, la apuesta fuerte de Urribarri pasa por la cadena de los intendentes. Esta figura, la de los presidentes comunales, fue la primera que se revalorizó en la sociedad apenas el proceso económico y político cambió de signo. La correspondencia de la comunidad está puesta de manifiesto en la alta adhesión electoral que tuvieron la totalidad de los intendentes que se postularon para la reelección el 18 de marzo. En este sentido se puede destacar el 59 por ciento en la adhesión a la reelección de Osvaldo Viano en San José de Feliciano y también cosecha un triunfo rotundo el radical Juan Carlos Luchessi en la ciudad de Federal. Esta red, la de los intendentes, seguramente será frecuentada por el nuevo gobernador.
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-El proyecto y el devenir. Líneas más, palabras menos, este parece ser el caminito fijado por el gobernador. Si llega a algún puerto, ya sea de generar una alternativa de liderazgo o de destacar una gestión que surja claramente diferenciada en un futuro, no son cuestiones que se pongan sobre la mesa, por lo menos en lo que va de gobierno. Ahora bien, el norte fijado a su gobierno por parte de Urribarri tiene a favor o en contra que su suerte está atada a cómo le va a la administración nacional y, más específicamente, a la economía argentina. Este rubro, el de la economía, en la actualidad está indisolublemente ligado a la decisión del poder central. El modelo de acumulación establecido por los dos Kirchner es tan exitoso como centralista. La acumulación dominante la realiza el Estado nacional y de ahí la distribuye a las provincias en concepto de trasferencias y obras públicas. Esta afirmación no pretende negar los recursos que se giran a las provincias en concepto de coparticipación, pero son montos insuficientes como para armar estrategias de inversiones en función de objetivos de envergadura.
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